Pretender revisar el toreo de Antoñete, y el de todos, a través de videos y compararlo con el toreo actual lleva a una ejercicio de distorsión inevitable. En su mejor sentido, el toreo es un arte efímero que difícilmente cabe en el registro de un vídeo debido a sus condiciones de inmediatez, singularidad, a la coherencia de la lidia entera y no de parte de sus resultados, a la característica del animal y a la influencia del entorno en el que se realiza. La manera de torear varía en el tiempo debido a los cambios en la bravura y a la distinta valoración de los públicos y aficionados de la importancia de la lidia. Por ejemplo al toreo de Antoñete de le achaca actualmente no tener finales, pero el toro de los años 80, que de ese toreo de Antoñete estamos hablando, era un toro de embestida mucho más corta que el actual. Lo importante de Antoñete era ese aura difusa que difícilmente se puede definir, que en la organización social se llama "carisma" y en el toreo se conoce como ...
Un hombre reposado, para alguno de nosotros que apenas le conocíamos, sorprendentemente reposado. Hablar pausado, ideas claras, transmite conocimiento y convencimiento. Fortes (Saúl Jiménez Fortes) ha sido una de las sorpresas de este San Isidro. Los que seguían su trayectoria más de cerca ya lo avisaban, pues había dejado huella tanto en la corrida Picassiana de Semana Santa en Málaga, como en la anterior feria de su ciudad, pero para muchos fue una sorpresa, agradable sorpresa, ver a un torero elegante, vertical, con recursos frente a unos toros que ni derrochaban casta ni regalaban embestidas, pero que acabaron embebidos en pases de trazo largo y torera cadencia. Fortes (Saúl Jiménez Fortes) en la Tertulia de Jordán En sus inicios apareció como un torero valiente y sin fortuna, de colocarse en un sitio de verdad, pero escaso de recursos para salvar el riesgo que asumía, con toreo de calidad y tocado por la vara negra de la mala suerte por la que las cogidas se convierten en c...