Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2016

A CORAZÓN ABIERTO. PACO UREÑA EN LA TERTULIA DE JORDÁN

Paco Ureña, para muchos aficionados el triunfador de San Isidro por su estilo de torear muy centrado con el toro, habla pausado, convencido de lo que dice, reflexivo. Su cabeza parece guardar más impresiones de las que sólo deja salir una pequeña parte. A pesar de ello, lo que dice rezuma sinceridad tanto en el plano personal como profesional. Como en su toreo, no se esconde y charla a corazón abierto pero sin desgarro, con pausa, con mesura, se diría que, incluso, con compás. Paco Ureña en la Tertulia de Jordán,  acompañado de su jefa de prensa Eva Peña Su discurso es aparentemente sencillo: “Asumo riesgos al torear porque sólo me interesa torear así”. No alardea de pureza, ni de verdad, en realidad no alardea de nada. Si es cierto que se torea como se es, Paco Ureña es serio, incluso severo, aparenta estar convencido tanto de lo que dice cómo de  lo que hace y no parece querer convencer a nadie. No define una tauromaquia, ni pretende ser heredero de nadie y ni tan siquiera

SENTIR QUE TE SIENTEN. LOS DE JOSÉ Y JUAN EN CARREROS

Juan Carreros fue uno de los primeros y grandes ganaderos de Salamanca en la segunda mitad del siglo XIX. Su biznieto Juan Carlos Martín Aparicio ha recogido el legado familiar y mantiene en la finca Carreros de Fuente Robles, una ganadería de bravo, ahora de origen Marqués de Domecq. Juan Manuel Sánchez "Carreros" tomada de Carreros Apasionado de la ganadería salmantina escribió, hace más de 20 años, Salamanca tierra de toros , donde recoge, desde dentro, la historia del llamado campo charro y su aportación a la fiesta de los toros. Este libro actualmente descatalogado de Espasa, ha sido reeditado por “Los de José y Juan” en reconocimiento a su interés en la actualidad de la tauromaquia, que debe recordar sus orígenes para enfrentarse al futuro. La 1ª edición de Salamanca Tierra de toros   Presentación de la 2ª edición realizada por "Los de José y Juan"   Juan Carlos Martín Aparicio me entrega un ejemplar de la 2ª edición   Pérez T

PASEOS POR EL MADRID TAURINO. CHAMBERÍ (II)

Domingo Ortega ejerció de puente entre dos épocas diferentes. La edad de plata en la que los grandes toreros de la época se encontraron con unos toros criados por ganaderos libres de la presión de una gran figura que les fuerce a achicar el toro; y la postguerra, donde la necesidad de dar espectáculos impone una menor edad y tamaño del animal. Domingo Ortega, torero de dominio El achique del ganado pasará de necesidad a costumbre y de costumbre a abuso. Ambas épocas las atravesará el diestro toledano apoyado en un mismo concepto: el dominio. El dominio del toro y la profundidad de las suertes son los conceptos sobre los que gira el arte de torear. Domingo Ortega por Ignacio Zuloaga Cerca del domicilio de Domingo Ortega, en la calle Eduardo Dato, a la que antiguos vecinos siguen refiriéndose con el castizo y bonito nombre de Paseo del Cisne, se estableció la sede de la Unión de Criadores de Toros de Lidia en un bello edificio de esquina. Esta sede  fue la continuado

LA LAGRIMA DE ANDRÉS

Después de años de venturas desventuras y aventuras de vuelta de un gran periplo por medio mundo recale en Las Ventas del Santo Espíritu, que así se llama la bonita Plaza de Toros de Madrid inaugurada en 1929 y catedral indiscutida del toreo, con la Plaza México y la Maestranza de Sevilla siguiendo sus pasos. Necesitaba un proceso de reespanolizacion acelerado y busque en el coso de la calle Alcalá mi doctorado. La alternativa me la dio en los altos del Tendido 7, por unos vituperado y por otros hosanado, un personaje alto y desgarbado de porte quijotesco y taurino hasta la médula y de ideas marcadamente libertarias, que se calificaba asimismo como intransigente. Una característica de este personaje barojiano revistero taurino y periodista forjador de utopías era ni más ni menos LA LÁGRIMA, que aparecía en sus ojos de arriero bien parecido cuando se producía el milagro del arte sublime, la conjunción estelar de la emoción suprema, de la síntesis de la belleza y de la fuerza animal c

LA BELLEZA BRAVA. SAN ISIDRO 2016

La belleza basada en la emoción del dominio del torero frente a la agresividad del toro es la máxima aspiración de los aficionados a los toros. En el año en el que se cumplían 25 de la aparición luminosa de César Rincón en Las Ventas, la belleza apareció de la mano de Paco Ureña en su faena a Ojibello de El Torero. Fijar la posición en rectitud del toro, obligarle a desviar la embestida, rematar el muletazo detrás del torero y hacerlo con decisión y gusto, es lo que algunos vamos buscando en las muchas tardes que nos sentamos en los incómodos tendidos de las plazas de toros. La belleza en la faena de Ureña a Ojibello-40 de El Torero Camarín-37 de Baltasar Ibán, noble y bravo La nobleza brava de Camarín, el Baltasar Ibán que lidió Alberto Aguilar, marcó el listón de la bravura en una feria en la que hemos disfrutado la nobleza codiciosa de Malagueño de Alcurrucén, a quien David Mora realizó una emocionante faena en su vuelta a Madrid tras su grave lesión, y la nobleza

ESTAMPAS DE LA LIDIA. LA CORRIDA DE SALTILLO

Una corrida del siglo XIX, apta para ser dibujada por Daniel Perea y contada por Sánchez de Neira o F. Bleu o Peña y Goñi o cualquiera de los apóstoles del integrismo en la Revista La Lidia que se editó entre 1882 y 1900. Nada que ver con la brava y encastada corrida del pasado mes de septiembre en Madrid.     Toros duros de Saltillo con antigüedad de 1845   Una corrida con toros de embestida imprevisible, cara alta, duros de pezuña, incansables y aviesas intenciones. El tercero se fue al corral después de los tres avisos y dos estocadas hasta la bola, con la cara bien alta, la boca cerrada y espantando a los mansos.   Luvino-43 con la espada hasta la bola, acomete a José Venegas     El cuarto, condenado a banderillas negras en lo que pareció un exceso de celo del presidente, puesto que el toro había sido sangrado en varias entradas al caballo, aunque no se quedara fijo en ninguna, no dejó de mirar al torero, el quinto repetía embestidas por su pitón derec