Magnífica corrida de toros de
Baltasar Ibán en Cantalejo. Lo mejor que he visto esta temporada y algunas más.
Toros de gran calidad y buena presencia, inusual para un pueblo y para muchas
ferias de primera. Arreando en el caballo con gran fijeza, desde donde les dieron
una vara por cabeza de gran castigo y sin cabeceos ni quejas. Si fuera en
Francia habrían entrado dos, tres o cuatro veces al caballo propiciando un gran
espectáculo, pero aquí parece que no estamos dispuestos a valorar el
espectáculo de la bravura.
Una sorpresa, un placer para los sentidos de un aficionado. Una ganadería a la que no acabo de coger el estilo, quizá por ser muy clásico y, al tiempo, inusual. Toros bien conformados con pitones y culata, desmintiendo los pitones cortos y el almendrado de cuartos traseros, supuestamente típico de Contreras, origen de la ganadería.
Para calificar de buena una
corrida, me bastan dos toros bravos y/o encastados, para ser un corridón, con
tres o cuatro bravos y que los otros no desmerezcan. Estos se entregaron los
seis en el caballo, con fuerza, fijeza y nobleza, el que menos el tercero, que
a la postre fue indultado por su noble y repetidor comportamiento en la muleta
de Damián Castaño. Listos, el cuarto que mandó a la enfermería a Javier Herrero
y el sexto, que no dejaron de ir al caballo con nobleza. El resto de alta nota
e interés. Víctor Barrio sacó tres naturales al quinto de buena factura,
demostrando que tiene un diamante en bruto aunque le falta pulirlo, montarlo en una joya de valor y envolverlo en un estuche adecuado, pero
tenerlo, lo tiene.
Cantalejo, para quienes no lo
conozcan, es un pueblo segoviano en fiestas, con una grande, cómoda, fea y
moderna plaza de toros, más atento a sus fiestas que a los toros, de los que
han cogido la parte del espectáculo sin fijarse mucho en la del rito y el buen
gusto. Malla de sombreo coronando el muro exterior, para conseguir que los
tendidos tengan sombra, policía municipal de uniforme (con porra) entregando
las orejas a los toreros, bienintencionada banda de música que asemeja a una
charanga y un ambiente en general alejado del buen gusto y el poso de la
belleza taurina.
Colores de las peñas en el sol de Cantalejo
Pero ha lidiado una gran corrida
de toros. Quizá sin saberlo, ni valorarlo, doliéndose de pasados fastos cuando
venía Ponce y Morante bordaba el toreo, pero dejando muy buen sabor de boca
entre los que se han acercado a la fiesta y deparando un gran disfrute a los
aficionados. Será el signo de los tiempos, de la crisis que requiere nuevas formas
y, para bien de los aficionados, esas nuevas formas pasan por toros de interés,
más que por toreros de relumbrón que figuran en los carteles para sumar una
corrida más a su estadística.
Fastuoso remate a un fin de
semana que empezó con un corridón de toros de Adolfo Martín en la bella plaza
del Burgo de Osma, más atenta al rito y al cuidado de la belleza, pero que no
tuvo la fortuna de lidiar una tan gran corrida de toros como la de Baltasar
Ibán en Cantalejo.
Umbrío de Adolfo Martín, bravo y de celosa embestida
Foto tomada de Mulillero
Nota: La corrida de Adolfo Martín
en el Burgo de Osma, fue un corridón con cuatro toros bravos, entre ellos un 6º
de gran calidad y un 1º de mucho interés para el aficionado, por su celosa y humillada embestida, que seguía la muleta
sin descanso. Joselillo, Arturo Zaldívar y Víctor Barrio naufragaron, sin que
quepa el descargo de la decisión que sólo puso Joselillo.
Comentarios
Publicar un comentario