La belleza de lo bien hecho, de lo estéticamente arrebatador
en la faena de Diego Urdiales y de la emoción del riesgo en la faena de Octavio
Chacón.
Naturalidad, dominio y pureza
en el natural de Diego Urdiales
Aguante, mando y riesgo
en el natural de Octavio Chacón
Urdiales firmó una faena de gran pureza en un sitio poco
habitual debido al viento que hizo la tarde incómoda. En el tercio del tendido
5 hizo entrar al toro en una gran serie por la derecha que fue el aviso de lo
mejor, una gran serie de naturales y otra más en la que sobresalió el segundo
natural, verdadero monumento al arte de torear. Quieta la figura, firmes los
pies, levemente colocado en la línea del pitón donde llegaba el medio pecho del
torero y rematando largo y detrás de la cadera gracias al prodigioso movimiento
de la muñeca que alargaba el pase del torero y el paso del toro.
El toreo puro de Diego Urdiales
a Hurón-120 de Fuente Ymbro
La culminación en el segundo natural de la segunda serie fue
el remate abajo que produjo el momento donde contemplar la pureza llega a hacer
saltar las lágrimas. La velocidad medida, disminuyendo a lo largo de las series
desde un primer pase donde se atemperaba la velocidad del toro que embestía
codicioso a los siguientes, donde el tiempo se alargaba mientras el toro
perseguía la muleta completó la faena que se remató con unos naturales a pies
juntos que parecían y eran un adorno y acabó con la entrega del torero en la
estocada que acabó con el toro.
Gran ejecución de la estocada
a Retama-103 de Fuente Ymbro, el primero de la tarde
Gran corrida con tres toros nobles, dos de ellos codiciosos y
uno de ellos bravo, que le correspondió a David Mora quien no tuvo su tarde.
Los caprichos del sorteo, tan presentes en esta feria, le depararon a Octavio
Chacón dos toros mansos, complicados y peligrosos, especialmente el primero de
su lote, con el que Chacón compuso la faena de torero macho más importante de
los últimos años.
David Mora sorteó al bravo Laminado-184,
el más completo y bravo de la extraordinaria corrida de Fuente Ymbro
El toro siempre buscó el cuerpo del torero al que llegó en
varias ocasiones, por abajo buscaba las zapatillas y por arriba el cuerpo del
torero. Sin descomponerse, nunca le perdió la cara al toro y siempre le ofreció
su muleta en un intento vano porque el toro embistiera por derecho. Sólo le
busco los costados para prepararle a matar en una demostración de valor y
pundonor, de una faena sin concesiones ni demagogias, que acabó con una
estocada caída pero entrando con todo al bicho que nunca dejó sus intenciones
de ir a por el torero.
Octavio Chacón asumió gran riesgo
de manera consciente y con gran capacidad.
No cayó en demagogia, ni en aspavientos.
Siempre fue al toro y no se arredró con su cogida
Una gran faena de valor seco y consciente la de Chacón y una
fascinante de Urdiales a una corrida de toros encastados que recorrieron la
nobleza, la mansedumbre, la fiereza, la codicia y la bravura. Ética, épica y
estética se unieron en una corrida para recordar la belleza que el toreo puede
atesorar y mostrar en sus diferentes facetas.
Reportaje fotográfico de Andrew Moore
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