La feria de 2019, que abre un nuevo ciclo de gestión de las
corridas de toros y novilladas de la feria, representa, sin duda, una
continuidad del esfuerzo hecho los últimos años por poner a Riaza en el mapa de
la geografía taurina, gracias a la adecuada selección de ganaderías y toreros.
Además de los interesantes encierros y las capeas populares y
de las peñas, las corridas de toros y novilladas han estado marcadas por el
denominador de la casta brava, que es la garantía de futuro para la
supervivencia de la tauromaquia, sobre la que se ciernen tantas amenazas.
Víctor Barrio y Joselito Adame a hombros de las peñas en 2015
La corrida de Valdellán, ganadería muy apreciada desde que
lidió al bravo toro Navarro en Las Ventas, en el desafío ganadero con
Saltillo en septiembre de 2018, y que ha refrendado su calidad con la corrida completa de San Isidro,
así como la novillada de La Quinta, que es siempre una garantía de casta,
mantienen la imagen de seriedad en la elección del ganado de los últimos años,
al igual que los matadores que las van a lidiar. Juan del Álamo es un torero
que ha triunfado en Madrid y Rubén Pinar y Gómez del Pilar no es aventurado
decir que lo harán en breve.
Román recibiendo de capote a Coreano I-28 de José Escolar en 2016
Foto de Andrew Moore
Han pasado estos años por Riaza los matadores de
toros Juan del Álamo y Joselito Adame, acompañando al recordado Víctor Barrio,
así como Román, Octavio Chacón, Pepe Moral, Javier Cortés y Juan Leal, toreros
que han refrendado su buen momento con triunfos en Madrid. También la nómina de
novilleros ha recogido y recoge este año a interesantes figuras del escalafón.
La propaganda en la feria de San Isidro de los toros y novillos reseñados para
las corridas, ha sido una importante publicidad de la feria para singularizarla
y darle imagen propia, que este año no se ha realizado, quizá por imperativos
del calendario electoral.
Folleto repartido por la Peña Taurina de Riaza
en San Isidro 2018, con los toros y novillos reseñados para la feria
La buena imagen de la plaza, además de la adecuada elección de
toros y toreros, se consigue por la magnífica actuación del público, que ha
sido una constante en Riaza, y por tratar de conseguir que la lidia se lleve a
cabo con respeto tanto al público, como a las buenas reglas del arte.
La suerte de varas es fundamental para las corridas de toros. Gracias
a la persuasión con los matadores y picadores, se ha conseguido que el tercio
de varas en Riaza, en estos últimos años, no haya sido un trámite, sino una
suerte más de la lidia y que para ello los picadores no apuraran al toro en un
monopuyazo sangriento, sino que le castigaran adecuadamente con las veces que
fuera necesario ponerle al caballo. Prueba de ello ha sido el número de varas
que se han dado a las cuatro últimas corridas con 8, 10, 11 y 11 entradas al
caballo de picar, lo que ha contribuido a dar mayor contenido y belleza al
espectáculo. El bravo Manchador de José Escolar, que fue premiado con la vuelta
al ruedo, lidiado por Javier Cortés, llegó a entrar tres veces al caballo
demostrando su bravura.
Esquivel, de la cuadrilla de Octavio Chacón,
puso dos buenas y bellas varas a Puntero-32, de Cebada Gago en 2017
Foto de Eduardo de la Cruz
Defender la tauromaquia como parte integral e inseparable de
las fiestas, hacer bandera de la seriedad en la elección de ganaderías y
toreros, intentar que las corridas se desarrollen con el debido respeto a las
normas del arte, que son la mayor muestra de respeto al público, es el camino
para lograr que la tauromaquia mantenga su importancia como parte de nuestras
costumbres, nuestras fiestas y, en definitiva, de nuestra vida.
Encierro con los toros de José Escolar en 2016
Foto de Andrew Moore
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