Antonio J. Pradel, director de la interesante revista Minotauro que edita la Peña Antoñete del Club Matador, estuvo en la segunda de las conferencias que la Peña Taurina "Los de José y Juan" dedica a la figura de Joselito y luego nos acompañó en la comida que ofrecemos a los invitados y en la que estuvieron Marilén y Luis Barceló. Tras la charla que, durante la comida, mantuvimos con los invitados, le pedí una entrada que glosara el ramillete de ideas que aportaron.
El
pasado sábado 8 de febrero, en la sala Antonio Bienvenida de la plaza de toros
de Las Ventas, tuvimos la oportunidad de asistir a la segunda de las cinco
conferencias programadas dentro del LXIII Ciclo organizado por la Peña Taurina
“Los de José y Juan”. En esta ocasión, y bajo el sugerente título “Homenaje a
Joselito. Recuerdos y Evocaciones”, se reunieron en la mesa redonda para hablar
de Gallito Antonio Ruiz de Alda, descendiente de la familia Gómez Ortega;
Carlos Gil, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Talavera; Gonzalo Redondo,
Primer Teniente de Alcalde de Alcázar de San Juan; y Marilén Barceló, concejal
del Ayuntamiento de Barcelona, escritora taurina e hija de torero. El acto
estuvo presentado por Andrés de Miguel y Mariano Chicharro.
Siempre
resulta gratificante y emocionante volver evocar una vez más la figura de un
mito del torero como Joselito el Gallo, pero en este caso, además, se trata de
un deber por parte de la afición taurina en el año en que se conmemora la
trágica muerte del gran torero en Talavera de la Reina. Y desde Talavera
trajeron a Madrid el cartel que el Ayuntamiento talaverano ha diseñado como
presentación y reclamo del Centenario; hay que señalar que en ese cartel (muy
bonito, por cierto, a nivel de diseño, imagen y color) destacan unas palabras
que, aunque bienintencionadas, sin duda llevan a un malentendido.
“Joselito
el Gallo. 100 años, 1920-2010. Talavera de la Reina. La muerte de un mito”.
Pero, ¿no se trataría justamente de lo contrario? ¿Acaso “el mito Joselito” no
nació, precisamente, en Talavera? Lo que se conmemora en este Año Joselito son
dos cosas que, aunque muy diferentes, van unidas inevitablemente la una a la
otra: por un lado, la muerte del torero en la plaza a consecuencia de la
cornada del toro Bailaor, y, como consecuencia de esta tragedia, el
nacimiento de un mito. En Talavera muere el hombre, se vela el cadáver
del torero de cuerpo presente, pero, al mismo tiempo, nace el mito. Quizás en
este año de conmemoración se debería incidir en este hecho: cien años después
seguimos reivindicando aquella mítica figura casi, casi como si fuera
contemporáneo nuestro. Esto es lo que hay que celebrar, que el mito (y su
tauromaquia) sigue vivo.
Cartel de la conmemoración del Centenario Joselito
del Ayuntamiento de Talavera de la Reina
El
sábado pasado también tuvimos ocasión de celebrar que entre los asistentes a la
conferencia se encontraba un matador de toros. Para venir a Madrid, Marilén
Barceló tuvo el acierto de hacerse acompañar por su padre, Luis Barceló, torero
catalán que tomó la alternativa en 1968 en una plaza que hoy permanece
clausurada por obra y gracia de la intransigencia y el fanatismo
prohibicionista: la Monumental de Barcelona, cuyo bautizo inaugural estuvo
apadrinado, precisamente, por el gran Joselito el Gallo.
En
la comida y tertulia posterior tuvimos la fortuna de contar con la presencia de
Marilén y su padre, Luis. Tanto la comida como la tertulia fueron, ambas, muy
sabrosas. De los toreros veteranos que ya no están en activo, siempre me han
llamado la atención dos cosas principalmente: su lucidez y claridad a la hora
de decir lo que piensan, y su tensión física, que, como muy acertadamente
señalaba el filósofo Víctor Gómez Pin en su libro “La escuela más sobria de la
vida”, tiene que ver con el ejercicio de enfrentarse cara a cara con la muerte
y hacerlo bajo unos estrictos parámetros éticos, antes que estéticos. Como
recordaba Marilén Barceló, el torero, una vez retirado de los ruedos, sigue
toreando en su cabeza, aunque pasen muchos años sin estar delante de la cara
del toro. Y esta tensión la manifiestan por medio de un estado de alerta
permanente y de una tensión física evidente que les hace, como en este caso,
parecer más jóvenes de lo que son.
En
la tertulia con Luis Barceló pudimos comprobar que el ejercicio de la
tauromaquia dota a estos hombres (aquellos que se han puesto delante de la cara
de un toro) de un saber estar especial que no se encuentra fácilemnte en ningún
otro gremio. Su hija Marilén lo explicó perfectamente desde el punto de vista
de una profesional de la psicología; en el caso de los matadores de toros, la
vinculación entre la profesión y la identidad personal del individuo es total.
“Siguen dando pases a un coche que pasa por la calle mucho tiempo después de
retirarse”. Y desde esta profunda interiorización de lo que hacen y lo que son,
los toreros, por regla general, hablan muy claro.
El matador de toros Luis Barceló
en la comida con Los de José y Juan
Foto de Santiago Bello
Para
Luis Barceló el toro, desde que sale al ruedo, es como un libro abierto. El
torero no tiene más que leerlo para entender lo que el toro le dice. La
dificultad está en mantener la cabeza despejada y los nervios templados para
ser capaz de “leer al toro”.
—Hay
ocasiones en que el aficionado en el tendido es capaz de desentrañar y leer al
toro mucho antes y mucho mejor que el torero. Se le planteó al torero catalán
por parte de un tertuliano.
—Claro,
es que la dificultad de verdad está en ser capaz de hacerlo en la arena, al
mismo nivel que el toro— matizó Barceló. Y es que para apreciar los innumerables
matices en una corrida hay que ponerse en la piel del matador al mismo tiempo
que se valoran las cualidades del toro.
Y
eso que hoy sale un toro que embiste como nunca antes en la historia de la
tauromaquia. Toros que ya de salida embisten humillados, colocando la cabeza,
abriéndose y yéndose muy largo. “A ese toro no hay que poderle”, señaló Luis
Barceló. A ese toro hay que torearlo lo mejor posible para estar a su altura,
cosa que tampoco es fácil. El miedo, según el torero catalán, muchas veces no
se siente respecto al toro; el miedo muchas veces es miedo a no estar a la
altura de las circunstancias y que el público se dé cuenta.
—Maestro,
¿no cree usted que hay algunos toreros que se tren la faena perfectamente
pensada desde el hotel y ejecutan la faena tal y como la llevan diseñada de
antemano?
—No
lo creo. Eso no es posible, entre otras cosas, porque el toro es imprevisible.
Es más, también hay espectadores que van a la plaza con el prejuicio hecho de
antemano.
Luis Barceló, novillero en Getafe 1966
En
este sentido, Luis Barceló habló de la importancia que para un torero tiene el
conocimiento del animal. Y señaló dos casos, según él paradigmáticos, de
toreros que tenían un conocimiento profundo del toro: Dámaso González y Ruiz
Miguel. Hablando de toreros, Luis Barceló definió a Antonio Bienvenida como un
“aristócrata del torero” y a Chamaco (padre) como un “genio”, recordando los
años triunfales del torero en Barcelona. En este amplio espectro, a Luis
Barceló parecen caberle muchos toreros en la cabeza, valorando siempre su actuación
en función del toro que tienen delante. Porque aquí, lo fundamental ha sido
siempre, es y será el toro. En cualquier caso, es digno de destacar que Barceló
no habla mal de ningún compañero, aunque algunos contertulios intentan tirarle
de la lengua. La elegancia se manifiesta no solo en el porte.
Recordó
Luis Barceló una época en la que a Victorino no le quería torear sus toros
nadie, y cómo despuntó esta ganadería en la Plaza de Las Ventas antes incluso
de la famosa “Corrida del Siglo” del año 1982. Hoy los gustos parecen haber
cambiado, y ganaderías más “comerciales” ganan cada vez más espacios en los
carteles de la Plaza de Madrid desde hace ya algunos años. Y una vez más señala
Luis Barceló: “Como embisten algunos toros hoy no se ha visto nunca en la
historia del toreo”. Pero eso no quiere decir que sea fácil estar delante de
ellos, ni mucho menos; la dificultad radica en estar a la altura de esas
embestidas.
Por
último, una reivindicación que, de forma explícita, quiso hacer el torero
catalán. Según Luis Barceló, a Domingo Ortega no se le ha hecho justicia, o al
menos no se le ha hecho justicia en la medida que lo merece su calidad como
extraordinario matador de toros.
En
un momento determinado, le preguntaron a Marilén Barceló cómo se podría potenciar
la Fiesta en esta época tan a la contra de los Toros. Según la concejal del
Ayuntamiento de Barcelona, acostumbrada a lidiar en tierra hostil para la
tauromaquia, lo que hay que hacer es “explicar mejor los valores que lleva
implícitos la Fiesta de los Toros”. Pues bien, la charla con su padre, Luis
Barceló, fue un perfecto ejemplo de este tipo de explicaciones que son tan
necesarias para cambiar el estado de opinión tan generalizado actualmente
contra la Fiesta desde muchos medios de comunicación. Como dijo en su día José
Tomás en la presentación del libro Diálogo con Navegante: “Lo que hacen
falta no son más defensas de la Fiesta, sino buenas explicaciones”. Pues eso es
lo que nos dio el otro día Luis Barceló. Gracias, Maestro.
Antonio J. Pradel
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