El ganadero mexicano José Marrón es un gran conversador,
amable y didáctico que nos despliega con brevedad una completa historia de la
corrida de toros en México, en la que no tiene empacho en remontarse hasta 1522
con la creación de la ganadería de Atenco por el licenciado Altamirano en las
tierras cedidas en el reparto por el propio Hernán Cortés. No en vano es
propietario de la segunda ganadería mexicana más antigua, la de San Diego de
los Padres, que pastaba en las propias tierras de Atenco hasta su creación como
ganadería independiente en 1863.
La creación de las ganaderías mexicanas con toros traídos de
España, en algún caso a través de Cuba, y mezclados con toros cimarrones seleccionados,
ha dado lugar a la absorción de estos últimos y a la singularidad del toro
mexicano. Sementales comprados al Marqués de Saltillo a principios del siglo XX
y trasladados a México han dado origen a múltiples ganaderías, e incluso a una
divergencia de dos tipos entre los saltillos: La estirpe de Llaguno y la de
Piedras Negras de características distintas para la lidia. La importación de
sementales de otras ganaderías españolas hasta los años 50, cuando se cerró la
frontera por la fiebre aftosa, abrió el abanico de encastes, que actualmente,
superado el cierre de importaciones sigue enriqueciéndose con nuevas compras y
traslados.
La ganadería que lleva su nombre y la de San Diego de los Padres, pastan en una finca de 1200 Ha en Guanajuato, cerca de San Miguel de Allende, la capital del Estado. Con unas 300 vacas de vientre tiene más de 100 toros de saca anualmente, de los que casi la mitad lidia para rejones. Sus ganaderías de origen Saltillo a través de Llaguno las ha refrescado recientemente con una compra de vacas y sementales de La Quinta, quizá la ganadería de origen santacoloma-saltillo que más se parece en comportamiento a sus toros.
La historia y realidad actual de las corridas de toros son poco conocidas en España y José Marrón, gran conocedor del campo bravo español y mexicano, ilustra con sencillez para quienes somos casi neófitos en dicho tema. Con la única salvedad de no entrar en política, sí comenta la sorprendente situación del cierre de la plaza México, en la que parece que no hubiera un excesivo interés por la propiedad de la plaza, la familia Cossío, en dar corridas de toros, aunque los Bailleres que gestionan la parte taurina debieran estar más concernidos.
La rivalidad entre las ganaderías de Tlaxcala y el resto queda
patente no sólo en los distintos comportamientos de sus respectivos saltillos,
sino incluso en el costado del toro donde se hierra, mientras que en Tlaxcala
lo hacen en el costado derecho como en España, en el resto lo hacen “a la
mexicana” en elizquierdo. Parece que la rivalidad se arrastra desde la
época de la Conquista, en la que los tlaxcaltecas fueron aliados de Cortés.
No se puede conocer toda la rica historia y tradición del toreo mexicano en la charla de una comida, pero José Marrón es el interlocutor ideal para, al menos, intentarlo. Una gran afición por la que lleva más de 50 años asistiendo a San Isidro y a otras ferias, con un gran recorrido por las ganaderías españolas y su puesto relevante en la fiesta de los toros en su país donde ha sido el presidente de Tauromaquia Mexicana, la asociación similar a la Fundación Toro de Lidia en México, y a cuya Comisión Ejecutiva sigue perteneciendo, unido a ser un gran conversador, es ideal para iniciarse y mejorar el conocimiento de la tauromaquia, en un país de 150 millones de habitantes y donde la cuarta parte de la población se declara partidaria del mantenimiento de las corridas de toros.
Qué buena idea, Andrés, la de retomar el hilo del toro mexicano! No sabía de la importancia de Marrón. Personas como él tendrían que ser escuchadas en foros taurinos, aunque solo fuera para refrescar ideas o renovar el ideario. Tengo leídas algunas cosas sobre el toro de lidia mexicano del siglo XX y todas, de interés. Recuerdo la corrida de Mimihuapan de San Isidro, tan brava, y la de San Mateo del año 92, cuando David Silveti toreó tan maravillosamente. ¡Cuánto me habría gustado escuchar a Marrón! En unas jornadas en Nimes, a mediados de los 90, conocí a Javier Garfias. Estábamos en el mismo hotel alojados. Era un libro abierto. No he conocido un ganadero español con tanta sabiduría.
ResponderEliminarEtcétera.
Identificación del Unknown: Nacho BRQRT
ResponderEliminarQuerido Nacho. Creo que el toreo español y el mexicano viven bastante de espaldas, para los aficionados aunque no tanto para los profesionales. Ahora bien, no me extrañaría que hubiera viajes de ida y vuelta entre las ganaderías y quizá por eso se esté poniendo de moda últimamente hablar de embestidas mexicanas. El propio Marrón decía que el toro más interesante y bravo de lo que va de temporada fue el victorino de Sevilla que tan bien toreó Manuel Escribano. Hay mucha historia no compartida entre México y España y, por tanto mucho que aprender. Veremos. Un abrazo y gracias por tus sabios comentarios.
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