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PASEOS POR EL MADRID TAURINO

Madrid es, durante más de 100 años el centro del toreo. Desde Pepe-Hillo hasta Manolete, al menos. Lugar de residencia de los grandes toreros que se anuncian en el abono madrileño. Aquí tiene casa Cúchares y su hijo Currito, Lagartijo, Frascuelo; Fernando El Gallo, vió nacer en Madrid a su hijo Rafael; Joselito establece en la capital su cuartel general desde donde dirige el mundo de los toros; Belmonte fija su residencia rodeado de su corte de intelectuales.

Placa  municipal en recuerdo del nacimiento de Francisco Arjona "Cúchares" en la calle Huertas
Foto de Juan Salazar



Madrid es, pues, un lugar privilegiado tanto por la cantidad de festejos taurinos, como por ser el centro de las comunicaciones modernas, indispensables para desplazarse a todas las ferias importantes que reclaman a los grandes toreros.


La creación de la feria de San Isidro da un nuevo carácter al público, que se va acostumbrando a ir a los toros en Mayo como un acontecimiento de los que tan llena está la vida ciudadana. Los aficionados van desertando de las corridas de los domingos, que a su vez van perdiendo interés, llevados de los trasiegos que la vida impone en los modernos fines de semana y asisten a los festejos de la feria después de la salida de sus trabajos.



Público en Las Ventas en 1963
Cortesía de José Ramón Márquez


Madrid sigue siendo el centro del toreo debido tanto a su feria como a ser el centro de donde irradian su fuerza los modernos medios de comunicación.


El público de Madrid ha sido consciente y partícipe de esa importancia. En los años 60 y 70, las demandas de seriedad y escrupolosidad no están reñidas con el tono algo festivo, y siempre riguroso, de la andanada del 8. De todas formas el ceño algo adusto de la expresión, se extiende por la plaza de Madrid a partir del protagonismo del tendido 7. Con igual seriedad con que se protesta la falta de fuerza de los toros, se aclaman los éxitos con los "victorinos" o las lecciones de Antoñete.

Antoñete en Las Ventas 
Tomada de Toro, torero y afición
Este ambiente algo irascible y muy apasionado ha hecho fortuna, asociándose como parte inseparable de la fiesta y la ha acompañado durante la recuperación del calor del público y del aprecio social que se produjo a partir de los años 80. En cualquier caso tampoco debe de ser muy diferente del que había durante la gran competencia de Frascuelo y Lagartijo, o del que indujo a Guerrita a exclamar "que atoree San Isidro", al que acompañó a Joselito y Belmonte en la edad de oro o al que hizo que Luis Miguel Dominguín pasara largos años sin torear en Las Ventas.

Làpida en la casa donde murió Salvador Sánchez "Frascuelo" en la calle Arenal
Foto de Juan Salazar
Madrid recoge en sus calles los recuerdos de la historia del toreo y estos recuerdos se pueden seguir con amenos paseos.

Recorrerlos y marcar las más de cien referencias actuales será una de las tareas de este blog, donde gustosamente se recibirán todas las aportaciones de aficionados.
Placa en la última residencia de José Gómez Ortega "Gallito" puesta por la peña "Los de José y Juan"
Foto de Juan Salazar

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