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PASEOS POR EL MADRID TAURINO. LA CALLE DE ALCALA. LINEA MAGICA DEL TOREO (I)

Una línea mágica, recta casi perfecta, resume la historia de los toros en Madrid, que es la historia misma de la fiesta. El desarrollo de la cañada, que será después carretera y ahora calle de Alcalá, ha ido acompañando la evolución de la fiesta de los toros desde las fiestas reales realizadas con gran pompa en la Plaza Mayor hasta las corridas de esta temporada en Las Ventas. Incluso de creer a Goya y a Leandro Fernández de Moratín, en la vega del Manzanares y en la misma explanada donde ahora está la Plaza de Oriente los musulmanes que dieron origen a Madrid, convirtiéndola en plaza fuerte del Califato, se complacían en alancear toros.

tauromaquia de goya
Tauromaquia de Goya
Moros capeando toros

Como es bien sabido el crecimiento de Madrid se produce en círculos cada vez mayores pero que mantienen un lado fijo que no es otro que la línea del Manzanares o por mejor decir de los acantilados, si la palabra no parece excesiva, que se yerguen sobre la ribera izquierda del vilipendiado río. Sobre la cima del más enriscado se aprovechó para construir el castillo con su primitiva muralla árabe y sobre el mismo espacio se edificaron el posterior Alcázar de los Austrias y el actual Palacio Real de los Borbones.

El Alcázar de Madrid en 1562
Abajo el Manzanares

Manteniendo este punto fijo, Madrid va creciendo hacia el este y construye su Plaza Mayor junto a la primitiva Puerta de Guadalajara, camino de Alcalá. Aquí se suceden las fiestas reales que la Condesa d’Aulnoy relata en el siglo XVII de una manera florida y pintoresca, fijándolas en la imaginación europea colectiva como la seña de identidad española, como aquello que todo buen viajero debe conocer.

 Marie-Catherine le Jumelle de Barnville, Baronesa d'Aulnoy
conocida como Condesa d'Aulnoy

La Plaza Mayor, lugar de fiestas y mercados, cadalso abierto al público, centro de una ciudad en permanente y desordenado crecimiento, no puede acoger la costumbre cada vez más extendida de celebrar con una fiesta de toros cualquier acontecimiento local, político o religioso.

Auto de fe en la Plaza Mayor en 1680
Francisco Rizi
Museo del Prado

En Madrid se celebran corridas de toros en todas las plazas públicas, con el pretexto de conseguir fondos para la asistencia pública a los necesitados o para levantar una iglesia a un santo que ha procedido a hacer un milagro, con el que adornan los madrileños de la época su esperanza en una vida mejor de la que llevan.


Corrida en la Plaza Mayor

La multiplicación de fiestas produce una pequeña industria, los toros vendidos para corridas están mucho mejor pagados que los explotados para labor y carne, los toreros más imaginativos y valientes actúan más veces que los demás, las corridas de toros se revelan como una fuente de ingresos sustanciosa para sufragar los gastos de hospitales, que el erario público dedicado a financiar guerras y funcionarios no puede ni plantearse.

Cartel de toros de la efímera plaza del Soto Luzón
Estaba situado junto al río en el actual final de la calle Embajadores
Madrid 1737

Esta conjunción entre la necesidad de ingresos para la beneficencia y el negocio que supone para toreros y ganaderos, unido al aumento de madrileños con tiempo y dinero para gastar, ayuda a la consolidación de las corridas de toros como espectáculo para el cual ya no bastan las plazas públicas y para el que hay que construir un recinto propio. 
La modesta línea que iba de la Plaza de Oriente a la Puerta de Guadalajara se amplía hasta unos terrenos próximos a la Puerta de Alcalá, frente al Retiro, extramuros de la ciudad a mediados del siglo XVIII, donde en 1754 se inaugura la plaza de toros que Fernando VI donará a la Junta de Hospitales de la capital.

La plaza de toros, extramuros de la Puerta de Alcalá

Esta plaza de tosca fábrica de mampostería revestida, junto al camino de Alcalá, va a permitir separar las corridas de toros de los espectáculos cortesanos, va a independizar las corridas de toros de las fiestas reales.


Vista de la Puerta de Alcalá y parte de la plaza de toros de Madrid
Tomada de Paloma Torrijos 

Aquí la fiesta recorrerá todo el arco de espectáculos con toros, desde las mojigangas, especie de toreo bufo con profusión de actores y decorados, hasta las peleas de los toros con diferentes animales que el organizador de turno encontraba, quién sabe donde, como leones, tigres y hasta elefantes. Pero todos ellos fueron barridos por la corrida de toros, por la fiesta que Pedro Romero y Pepe-Hillo depurarán de los juegos y quiebros populares y que Paquiro organizará como un espectáculo singular, urbano y bello.

Francisco Montes
Francisco Montes "Paquiro", antes de una corrida. La despedida del torero
Angel Mª Cortellini
Museo Carmen Thyssen, Málaga

Aparecerán los primeros periódicos taurinos, los primeros aficionados y las primeras compilaciones de conocimientos e historia de la fiesta. También aparecerá el primer aficionado integrista, el ilustre José Sánchez de Neira autor de El Toreo Gran Diccionario Tauromáquico, quién proclamará “desde que se retiró Paquiro, no se ha vuelto a ver lidiar toros con la edad, el peso y  la fuerza que tenían cuando él toreaba” inaugurando así una gran tradición de nostálgicos que harán furor entre la saga de aficionados integristas que se prolonga a través de toda la historia de los toros.
(Cont.)

Notas. Sobre las primeras plazas de toros en Madrid ver el excelente artículo de Rafael Cabrera Bonet
 http://recortesygalleos.blogspot.com.es/2012/11/5-de-noviembre-de-1754-fernando-vi-cede.html

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