Javier Vázquez relata su historia taurina exenta de épica y
dramatismo. Con seguridad y satisfacción del papel que ha ocupado en la
historia taurina, sin mostrar cuentas pendientes con la vida y la profesión. Una
historia urbana de un joven de los 80, lejos de los avatares por capeas y
tapias propios de generaciones anteriores. Atraído por los toros desde los 10 ó
12 años, decide apuntarse en la escuela taurina de Madrid con 14 años. No
cuenta injerencias, impulsos o experiencias familiares, sino que lo relata en
primera persona, lo decidió él.
Javier Vázquez en la Tertulia de Jordán
Aprendió a manejar los trastos, pero dice que no fue de los
que más se aprovecharon de la escuela. Su mayor aprendizaje con toros fue en la
parte seria de El Chino torero y después, ya como matador, con Dámaso González.
Javier Vázquez con el toro de Román Sorando
en Las Ventas el 31 de mayo de 1993
Recorte de mi artículo en DIARIO 16
de la corrida de 31 de mayo de 1993
Afirma, con indisimulado orgullo, que su faena al Román
Sorando el 31 de mayo de 1993, es una de las grandes faenas que se han hecho en
la Plaza de Las Ventas, en lo que tiene razón. Su carrera taurina arrancó este
día, que empezó sin apoderado y sin contratos y tras la que le apoderó Manolo
Lozano y se mantuvo en una zona media del escalafón durante cinco años,
toreando más de 20 corridas en España y otras tantas en América por temporada, especialmente en Colombia. Siguió
toreando siete temporadas más con un número menor de corridas hasta su
retirada.
Javier Vázquez
Relata los diversos avatares de su carrera taurina de forma pormenorizada, analítica. El público
nunca regala nada, dice, hay que ganárselo delante del toro. Comenta la
diferencia entre el toro actual y el de los años 90 que se movía menos, se caía
más. Siempre ha habido ganaderías mejores, pero en los 90 las camadas eran más
cortas y los toreros tenían que torear un abanico de ganaderías mayor. Lo
importante es el toro, dice, y si todos los toreros torearan todas las
ganaderías nos llevaríamos alguna sorpresa. A lo largo de su carrera toreó
ganaderías acordes con su posición en el escalafón, aunque en Sevilla de las
tres corridas que toreó, fueron dos de los pedrajas de Mª Luisa Domínguez en
los lunes de resaca y una de Cebada Gago. Sevilla es una plaza complicada para
un torero de la zona media, cree, pues siempre hay quien piensa que estás
quitando un puesto a un torero local.
Javier Vázquez en Las Ventas
Quita dramatismo a su desafortunado accidente por el que
perdió un ojo, del que sólo habla tras preguntarle y desde luego sin ponerlo en
primer plano. Efectivamente su prótesis no le hace desmerecer su porte, que
recuerda al de un galán maduro de cine.
Se muestra preocupado por la situación de la tauromaquia en la
sociedad, pues, dice: “Nos han quitado los toros de nuestra vida”, al quitarlos
de la TV y dificultar su difusión entre la infancia y juventud, aparecen como
algo extraño, algo que hay que ir a buscar. La deriva animalista de la sociedad
es impredecible y se manifiesta en muchas actividades, no sólo en los toros.
Sigue vinculado con cierta distancia, al mundo de los toros, como
profesor, que fue, de la Escuela taurina El Juli de Arganda, como efímero
apoderado de El Soro y toreando de vez en cuando en el campo con amigos y no
descarta, aunque no contempla, involucrarse más en este mundo complicado y de
negocio difícil. Todo desde la mesura y la reflexión exenta de dramatismo y de
épica, pero cargada de la experiencia de un torero de vocación, que encontró su
camino en la fiesta en la década de los 90.
Reportaje fotográfico de Andrew Moore
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