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A CURRO SOLO TE SALÍA DECIRLE OLE. GONZALITO EN LA TERTULIA DE JORDÁN


Gonzalo Sánchez Conde, “Gonzalito”, quien fuera mozo de espadas de Curro Romero y apoderado de numerosos novilleros, de los que presume de haber llevado a la alternativa a más de veinte, es una memoria viva de la fiesta.
Una cabeza clara, acompañada de numerosas fotos y notas personales le sirve para retratar una imagen del toreo que va desde los años 50, cuando él mismo quiso ser torero, hasta la actualidad, pues fue apoderado del sobrino nieto de Curro Romero, José Ruiz Muñoz, hasta una fecha muy reciente.
Gonzalito en la Tertulia de Jordán,
que ahora se ha trasladado a la taurina Casa Salvador

Hombre de hablar pausado pero expresiones vehementes, afirma que el problema actual de las corridas de toros no es de toros ni de toreros, sino de la falta de buenos aficionados que definan y defiendan lo bueno y lo malo del arte de torear.
No hay apoderados que hagan buenos toreros, dice con contundencia, sino que son los toreros los que hacen a los apoderados buenos, con lo que explica que es la calidad y entrega del torero la que permite su buena gestión. Lo debe saber bien pues ha sido apoderado, “gestor de contratación” dice que se denominaba para evitar problemas con Hacienda, de numerosos novilleros entre los que destaca a Victor Mendes, también lo fue de El Cid, aunque su selectiva memoria no le lleva a hacer referencias suyas.
Gonzalito es memoria viva de la fiesta taurina,
que relata con viveza y alarde de memoria

Curro Romero se lleva una parte importante de la conversación, pues fue su mozo de espadas desde el año 67, al final de la temporada en la que se negó a matar un toro en la plaza de Las Ventas, a consecuencia de lo cual pasó esa noche en los calabozos de la Dirección General de Seguridad. Aquella noche, Gonzalito estuvo ayudando a Curro y a final de la temporada empezó a trabajar con él hasta su sorpresiva retirada en 1999. Muchos años, haciendo de mozo de espadas, asistente personal y confidente. “Curro es el torero que mejor se preparaba, muy despacito, como su toreo”. Era de costumbres fijas y sólo estrenaba vestido de torear en Sevilla.
Esta foto, guardada por Gonzalito, nos muestra a un joven
Curro Romero con Rafael "Gallo"

Compartían las noches de jarana que empalmaban con el día al son de bulerías, fandangos y otros cantes en los que Gonzalito destacaba. Me gustan todos los palos excepto la seguiriya, dice, a la vez que se ufana de conocer los inusuales cantes de trilla y afirmar rotundo que con los años cada vez canta mejor. Presume de que Concha Piquer con 80 años, le cantó en una fiesta.
Conocer a los toreros por dentro es complicado de contar sin perder la discreción que le caracteriza, aunque tiene la facultad de definir a las personas con un solo adjetivo que le permite recorrer una gran parte de los personajes del mundo del toro.
Gonzalito acudió con numerosas fotos
que avivan y garantizan sus recuerdos

Comenta que Curro nunca fue amigo de entrenar en el campo, aunque en sus últimos años lo hiciera con alguna frecuencia, pero tenía que estar solo en la plaza sin compartir con otros toreros la tienta, siempre en búsqueda de tranquilidad. Sabe ver bien los toros como corresponde a un apoderado de jóvenes novilleros a los que hay que ayudar a formarse dándoles consejos desde la barrera. ¿A Curro le decía cosas desde la barrera?, le preguntamos: “A Curro sólo te salía decirle OLE” contesta con la viveza que mantiene a sus bien llevados ochenta y tantos años.
Testigo y superviviente de un mundo taurino que ya no existe, que tendemos a imaginarnos como una época menos reglada y más cercana a la picaresca, responde con una frase rotunda que vale por un repaso de la historia: “Cuando hay más picaresca es ahora”

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