Se torea como se es, dice el clásico aforismo que se cumple a
la perfección con Pepe Luis Vázquez. Recuerdo el toreo de Pepe Luis suave y
profundo, con una suavidad tocada por el ángel que, en palabras de Federico
García Lorca, “deslumbra, derrama su gracia y el hombre, sin esfuerzo realiza
su obra” y una profundidad que sólo se consigue con la pureza, y así me pareció
en la charla que tuvo en la abarrotada sala Antonio Bienvenida de Las Ventas el
sábado 17 de febrero.
José Antonio Bollaín presenta la charla con Pepe Luis Vázquez
en el LXI Ciclo de conferencias de "Los de José y Juan"
Fotografía de Juan Salazar
En su época de profesor en la Escuela taurina de Sevilla
empezaba diciendo a los alumnos: “El toreo no se puede enseñar”. Esa aparente
contradicción con la labor de profesor contiene una gran verdad, sólo se puede
aprender la técnica del toreo, torear tiene que ser una virtud que posea el
torero.
Alternativa de Pepe Luis Vázquez
en Sevilla 17 de abril de 1981.
Padrino su tío Manolo Vázquez, testigo Curro Romero
toros de Jandilla
Fue una vocación tardía, pues empezó su carrera con 20 años,
nunca antes había toreado en tientas o becerradas, aunque había visto muchos
toros en la plaza y en el campo acompañando a su padre, y tomada la decisión, con
un puñado de novilladas se presentó en Sevilla y Madrid, tuvo gran éxito con
las corridas mixtas en las que alternaba con Curro Romero y Joao Moura y tomó y
confirmó la alternativa en menos de dos años desde la primera vez que se vistió
de luces en Alburquerque. Sabía torear y sólo necesitó unas corridas para coger
la técnica.
Vistiéndose para la presentación de novillero en Madrid,
Su padre, de quien Marcial Lalanda dijo que “Pepe Luis fue el
torero más hondo en el arte de torear que he visto, y sin embargo, el público
no lo ha visto así. El público y la crítica le clasificó en el marco
superficial del sevillanismo, de la escuela graciosa, esencialmente artística
para el dibujo de movimientos dulces. Y Pepe Luis lo fue esto por añadidura a
su incomparable condición de buen lidiador, de conocedor y técnico del arte de
torear en su más enjundiosa conciencia del toreo”, le enseñó que lo más difícil para un torero
era que le recordaran no por su carrera, ni por una faena, sino por algo más
corto y por tanto más intenso, como una tanda de verónicas o una serie de
naturales y por eso sonríe con satisfacción cuando comentamos que la feria de
San Isidro del 85 valió lo que valió su cambio de manos al toro Ropavieja de
Torrealta.
Resumen de la faena de Pepe Luis Vázquez a Alcancía-7
de Jandilla el 28 de septiembre de 1985, en Las Ventas
No ha sido torero de torear muchas corridas pues en los años
de mitad de los 80 de sus recordadas faenas en Madrid, la del Torrealta en San
Isidro y un toro de Jandilla en septiembre del 85 y en Sevilla otro de Jandilla
en San Miguel del 84 y uno de Gabriel Hernández en la feria del 85 y, su
preferida, a un toro de Hermanos Sampedro en Huelva también en el 85, se
mantuvo por debajo de las 30 corridas por temporada. Torero de torear muy bien
y muy poco, una cornada de un toro de Gabriel Rojas en Sevilla en 1989 le hizo
perder hueco en el escalafón, aunque siguió toreando alguna corrida o festival
casi cada año hasta 2012 para volver, de la mano de Morante de la Puebla, el
año pasado a torear tres celebradas corridas.
Pepe Luis Vázquez en el festival benéfico
de la Hermandad de los gitanos de Utrera en 2012
Tenía Pepe Luis una delicada firmeza para torear cuyo recuerdo
convocó a muchos de los que le vimos torear y a numerosos alumnos de la Escuela
taurina de Madrid a los que El Fundi organizó sus clases para que pudieran
acudir a la charla. Su estilo parecía heredado de su padre que decía en una
entrevista a François Zumbiehl que “el toreo es movimiento, una cosa en el
aire, que se aposenta y desaparece” y eso nos satisfizo a muchos de los allí presentes partidarios del
torero frágil y el toreo puro.
Con Pepe Luis Vázquez en "Los de José y Juan"
Fotografía de Nano Bollaín
Pepe Luis, heredero de su padre en tantas cosas, y con unas
maneras que dice muy parecidas a las de Antonio Bienvenida, toreaba dando el
medio pecho, donde el riesgo es mayor y la necesidad del dominio más evidente.
Explica que concibe la pureza en el toreo en una mezcla de colocación, distancia,
temple y dominio. Lejos del encimismo y de las grandes distancias, huye de los
excesos para buscar la media distancia, el toreo haciendo girar al toro
alrededor, el remate atrás, la sorpresa para el adorno y las faenas breves. “En
las plazas nunca me han dicho pesado” remata airoso en lo que debería
ser un lema para la necesaria regeneración del toreo actual.
Pepe Luis Vázquez en Granada, 15 de junio de 2017
Foto de Arjona
Porque esto es lo que significa hoy Pepe Luis Vázquez y que
mostró tímidamente en Illescas y más enjundioso en Granada. La existencia de
unas formas de torear donde estén presentes la naturalidad y la pureza y por
extensión el dominio y la brevedad, tan necesarias en el momento actual donde
el esfuerzo tapa al dominio, el aspaviento a la naturalidad y la reiteración a
la pureza.
Comentarios
Publicar un comentario