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ISTRES, UNA FERIA EQUILIBRADA, ATRACTIVA Y EXITOSA


Istres es una pequeña ciudad de la Provenza francesa que tiene censados unos 50.000 habitantes. Su casco urbano es común a muchos pueblos de la zona, con sus calles estrechas, sus espacios públicos limpios, cuidados y ordenados, sus casas irremediablemente viejas y no muy bien conservadas y sus fiestas en las que las corridas de toros tienen un papel importante. El tradicional hábitat disperso francés, de casas bajas y zonas comerciales e industriales concentradas, completa el municipio.

Arène du Palio. Actual plaza de toros de Istres,
localidad con festejos taurinos desde 1860

Su plaza moderna, cómoda y funcional que se inauguró en 2001, tiene capacidad para 2.600 espectadores. Aunque las corridas de toros a la española, con “taureaux de combat”, empezaron en 1994, desde 1927 el Toro Club Istreen apadrina junto al Ayuntamiento los espectáculos taurinos que se vienen celebrando en plazas de toros efímeras o permanentes desde 1860 con corridas camarguesas, recortadores y novilladas acompañando las fiestas locales.
Cubetisto-13 de Curé de Valverde se arranca a la 3ª vara.
Le corresponde a Morenito de Aranda

Una equilibrada mezcla de corridas comerciales y de casta, mucho más razonable, interesante y atractiva que la que se encuentra en la mayoría de las ferias españolas, formaba el programa de este año, donde se apretaban en el fin de semana cuatro corridas y una novillada.
El programa de toros da nombre a las corridas.
De la gesta, de los héroes, internacional y lírica

En las plazas francesas no falta la información, 
ni la propaganda de otras ferias 

Adolfo Martín  llevó una corrida de mejor comportamiento que presentación, en la que los toros menos cornicortos entraron en el lote de Enrique Ponce, afortunada casualidad que les libró de severas críticas. Ureña toreó con seriedad y verdad a su lote de defensas disminuidas pero de casta vibrante, tanto al encastado sexto, como al bravo tercero. Ponce tiene la caldera siempre a punto, sin dejarla enfriar y anduvo sobrado con el reservón primero y relajado con el noble y áspero cuarto y Curro Díaz no encontró el lucimiento con el bravo segundo, el de menores pitones, ni el garbanzo negro del encierro, el quinto que se defendió a cabezazos.
Clavito-16 de Curé de Valverde, 
puesto para la 2ª vara por Juan Leal

La incógnita de la feria era la corrida de Curé de Valverde, comprada por el ganadero J.L. Couturier en 2012, que resultó un gran éxito. Encastada, con fuerza y movilidad, tuvo dos toros bravos y de gran trapío, el tercero y el cuarto que mereció los honores de la vuelta al ruedo. Quince varas recibió la corrida que estuvo bien enlotada y magníficamente presentada, entre los aplausos del público francés, siempre atento a la defensa de la suerte de varas, que sacó a saludar al mayoral al finalizar la corrida. Morenito de Aranda mostró su elegancia, Pepe Moral estuvo sobrio y con gusto y Juan Leal fue un torbellino de decisión y firmeza aunque de maneras poco pulidas.
Un grupo numeroso de la Peña Taurina de Riaza,
nos desplazamos a la feria de Istres

El público francés, habitualmente de expresión contenida, disfrutó de ambas encastadas corridas y apoyado en una generosa presidencia, premió a Ponce y Ureña con la salida entre ovaciones por la puerta grande en la corrida de Adolfo Martín y a Juan Leal en la de Curé de Valverde. El domingo con las corridas de Jandilla y Juan Pedro Domecq en sesiones de mañana y tarde siguió concediendo trofeos a los toreros locales Castella y Juan Bautista, aunque a estas corridas no asistí, pues ya estaba camino de Madrid, con una parada para volver a visitar el Coliseo de Nimes y recorrer la ciudad donde la cuidada mezcla de elementos romanos restaurados, espacios públicos modernos y establecimientos tradicionales, hace una delicia el paseo, siempre repetido y siempre agradable, por la ciudad con el mayor ambiente taurino de Europa, en cuyo casco antiguo se suceden los hoteles, restaurantes, bares, tiendas y espacios con decoraciones, recuerdos, exposiciones y motivos taurinos, que ya los quisiera yo en España.
En el Coliseo de Nîmes se aprecia la diferencia
entre la parte restaurada y la que ha resistido el paso del tiempo


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