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UN NATURAL DE TÉLLEZ

Así de sencillo, un natural. No es poca cosa, es un momento sobresaliente. No fue sólo uno, claro, fueron varias series de naturales enjundiosos, con un toro justo de fuerzas, que se prestaba a torear despacio, bien colocado el torero, la planta erguida, la muleta bastante plana para cómo se torea hoy día, que es con el pico, que pudorosamente llaman los vuelos, la pierna adelantada o de frente con los pies juntos, un recital de calidad.

Todo ello compuso una faena muy estimable de Ángel Téllez, torero semiolvidado, como tantos que tienen la posibilidad de reivindicarse en esta feria de las oportunidades.

Un gran natural de Ángel Téllez

Una faena a un toro de corta y noble embestida, que podía haber pasado inadvertido en una corrida que tuvo movilidad y falta de clase, por lo tanto con problemas y con interés, especialmente para el aficionado que agradece que el torero deba resolver problemas del toro, que no tiene que “colocar bien la cabeza”, ni “embestir con profundidad”, condiciones que no son desdeñables, pero que en la mayor parte de las ocasiones protagonizan faenas anodinas por muy adecuadas técnicamente que sean.


Otro

Téllez supo ver la nobleza y limitaciones de Campiña-73 y organizó una faena basada en la lentitud más que en el temple, llena de gusto y con garra. Dos series de naturales enjundiosos en las que sobresalió uno de ellos, que me produjo esa sensación que más que caricia produce un rasguño sentimental. Acaso eso es lo que busco cuando asisto a una corrida de toros, conseguir un momento de emoción.

... y otro más. 

Un gran recital de naturales, con un de ellos sobresaliente

No fue una obra perfecta, la faena de Téllez, ni falta que hace, fue singular y con un natural arrebatador. Esto es lo que apreciamos algunos aficionados. Decía Jorge Luis Borges que nunca aspiró a escribir una obra perfecta, si acaso, dijo, a escribir algún renglón perfecto. Quizá Téllez hizo eso ayer.

Joselito Adame, un torero de raza, un ciclón de valor, se sobrepuso a una cogida espeluznante, que propició un quite salvador de Fernándo Sánchez quien anteriormente había dejado un gran par de banderillas, para realizar una faena llena de decisión y ayuna de calidad formal.


Fotos de Andrew Moore

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