La revelación de esta feria se llama Ginés Marín. Metido en
una rara corrida para San Isidro en la que El Juli no sólo quiere tener alguien
por delante, sino que tampoco quiere competencia y se encartela con dos toreros
noveles a los que confirma su alternativa. Para mayor rareza hace cambiar el
orden habitual de la lidia en la que le corresponderían los toros tercero y
cuarto y da las alternativas en dos tiempos para tener un toro entre medias.
Según la información recogida por Rafael Cabrera, a lo largo del siglo XX en
las raras pero conocidas alternativas de dos espadas en la misma corrida, el
padrino siempre ha toreado los toros tercero y cuarto. Cuestiones
administrativas que se cambian a capricho.
Con Álvaro Lorenzo
Con Ginés Marín
El Juli confirma a los dos toreros noveles en una corrida
en la que se ahorra la competencia y cambia el orden de lidia
Ginés Marín tiene compostura, tiene figura, tiene cabeza y
tiene decisión. También mata mal, pero a todo se aprende o se tapa con la decisión.
Organizó su faena al feo Barberillo-127 en tandas de tres pases y tres adornos.
Con la costumbre de torear con el pico y
retrasando la pierna de salida, al tercer pase se queda muy fuera, pero ahí se
cambia la muleta de mano y se queda colocado para darle otro pase, una
trincherilla y un pase de pecho.
Ginés Marín muy centrado con Barberillo-127
El Juli, quien era el factótum de la corrida, mostró su
capacidad y sus limitaciones. Desentendido del orden en la plaza durante la
lidia de sus toros, que camparon a sus anchas por el ruedo y se picaron donde
tuvieron a bien, los metió rápidamente en el canasto sin vacilaciones y ahí se
acabó la cosa. Es importante hacerse con los toros, fundamental diría yo, pero
no deja de ser instrumental. Hay que dominar a los toros para torearlos con
belleza y la belleza no sólo no apareció sino que ni siquiera fue convocada.
El Juli sometiendo a Castañuela-91
El julipié clásico, tapando la cara del toro
y metiendo la espada una vez pasados los pitones
Dominando a Cornetillo-177
La belleza no fue convocada tras el dominio
Para poner interés a una lidia que no se culmina con la
belleza tras el dominio, el toro tiene que tener mucha más agresividad que los
mansos de la reata de los músicos de Alcurrucén, que, casualidad sin duda, iban
juntos y cayeron en su lote. Cuestiones administrativas.
Álvaro Lorenzo mata con clasicismo
Álvaro Lorenzo pasó de puntillas y dejó dos buenas estocadas a
sus toros.
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