Mansos,
claramente mansos, tristemente mansos, los toros de Cuadri. Con poder alguno de
ellos, el golpe de riñones del segundo en el caballo, el seco topetazo a la
carrera del castaño cuarto, no fueron suficientes para compensar la mansedumbre
que les hizo remisos en las embestidas, tardos, irremediablemente mansos.
Tejedor nº 23
No
es, sin embargo, una mansedumbre obediente. Los toreros tuvieron que estar muy
atentos toda la tarde pues los toros no permitían descuidos. La falta de viveza
les hacía lentos de reacciones pero estas siempre fueron serias, midiendo a los
toreros e, incluso, al público.
Luis Miguel Encabo
En
tarde de decepción con los toros se mide más a los toreros y estos cumplieron
suficientemente, sin heroicidades, sin arriesgar más de la cuenta, que bastante
riesgo era estar delante de las moles de los Cuadri y salir airoso. Estuvieron
dignos delante de los toros, buscando incluso el lucimiento, tanto Robleño en
el segundo, como Aguilar en el tercero y Encabo en el cuarto.
Fernando Robleño
Esperábamos
más de los Cuadri, si no de toda la corrida, al menos de algún toro, más celo,
más viveza, bravura, pero parece que la Tierra prometida de la semana de los
toros exigentes, se va convirtiendo en un espejismo que conforme nos vamos acercando,
se va diluyendo de nuestras retinas, para encontrarnos con el triste paisaje de
la desesperante mansedumbre.
Fotos 1 y 3 de Andrew Moore
Foto 2 de JMSV tomada de Larga Cambiada
Publicado en www.opinionytoros.com
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