La emoción en el toreo surge cuando el torero define su sitio frente al
toro y no lo abandona tras cada una de sus embestidas. La belleza cuando el
sitio del torero está en el viaje del toro, por lo que cada pase en el que
ocurre, el toro debe desviar su viaje sin ser despedido del sitio del torero.
Paco Ureña
Por eso las faenas de Paco Ureña frente a los toros de El Torero fueron
emocionantes. El torero fijó su sitio y obligó al toro a seguir el viaje que
marcaba su muleta alrededor del torero y sin despedir nunca al toro,
notablemente en la segunda serie de derechazos al sexto toro, el noble Ojibello.
No sólo esta segunda serie, que fue un monumento de la voluntad y el valor del torero, un ejemplo de la emoción en el toreo. Toda la faena a Ojibello
estuvo marcada por la voluntad del torero de no ceder su sitio al toro, sino
obligarle a seguir la voluntad del torero. Más ceñidos los derechazos en los
que el toro iba acortando la embestida hasta el pase de pecho obligado y menos
los naturales en los que el toro salía más suelto, pero todos ellos con la
emoción del dominio del torero. La faena fue rematada con una estocada, al
segundo viaje, a la que se tiró con todo, menos con técnica, pero con la firme
voluntad de no perder el triunfo.
El tercer toro, menos noble y por tanto, más emocionante, fue un aviso
premonitorio del sitio y la voluntad del torero. Nunca se movió Ureña de su
sitio, aun cuando el toro con inciertos viajes se vencía hacia el torero
especialmente en los naturales. Nunca abandonó su sitio el torero y en un
derechazo, segundo de tanda, surgió la belleza al entrar el torero en el viaje
del toro y obligarle a desplazarse a su alrededor soltándole detrás de su
cadera. Un pase sublime en una faena llena de emoción.
Ojibello-50, cinqueño de El Torero
En una corrida noble y con pitones de El Torero, que se dio bajo la lluvia,
con el público aguantando con sus paraguas y chubasqueros, Escribano nos volvió
a regalar su arriesgado par al quiebro en tablas y Fandiño no consigue coger
aire para rememorar su valeroso pasado.
Manuel Escribano
Las faenas de Ureña marcan un listón muy alto para las próximas visitas de
las figuras de cartel, pues sirven para reafirmar que la emoción en los toros aparece
como consecuencia de la decisión del torero, que no renuncia a imponer su
voluntad al toro.
Paco Ureña
El público bajo la lluvia en la meseta de toriles
Rafael Agudo, picando al toro Orejuelo lidiado en segundo lugar
El bello Gladiador, remiendo de Torrealta, lidiado en quinto lugar
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