Chamberí, barrio castizo por excelencia, acoge una parte de la
historia taurina de Madrid, con numerosos recuerdos, especialmente, desde la
Edad de plata del toreo hasta la actualidad.
A iniciativa del Aula de Tauromaquia del CEU que dirige Rafael
Cabrera y organizados por Juan Salazar, gran aficionado y entusiasta del libro
Adiós Madrid, cuyas referencias ha fotografiado y aumentado, y de la historia
del Madrid taurino, se celebraron dos paseos taurinos por el barrio los pasados
días 15 y 22 de abril.
Asistentes al Paseo Taurino por Chamberí el 15 de abril
Los grandes toreros de la edad de plata tuvieron predilección
por este barrio en el que se ubicaron los domicilios de Nicanor Villalta, en
Alonso Cano 3, donde una placa de mármol le recuerda, de Marcial Lalanda “el más
grande”, quién residió hasta su fallecimiento en la calle General Martínez
Campos 5 como atestigua una placa del Ayuntamiento de Madrid y de Domingo Ortega, cuyo último domicilio en Madrid estuvo en la calle Fernández de la Hoz 26,
como indica otra placa municipal colocada recientemente, gracias a la
iniciativa de Juan Salazar y Rafael Cabrera Bonet, entre otros, cuando todavía
el Ayuntamiento no se había declarado antitaurino “de facto”.
Placa en la casa de Nicanor Villalta
Placa en la casa de Marcial Lalanda
Placa en la casa de Domingo Ortega
Fotos de Juan Salazar
Este trío de maestros son la cumbre de la Edad de plata, quizá
la última época en la que Madrid es la ciudad de residencia de los grandes
toreros, pues la mejora de las comunicaciones que se produce a partir de los
años 60 hace que ya no sea imprescindible vivir en Madrid para alcanzar con
relativa comodidad cualquier punto de la geografía. Cada uno de ellos tiene un
capítulo propio en la historia taurina, no sólo madrileña.
Nicanor Villalta impone, en octubre de 1928, a Diego Mazquiarán "Fortuna",
la Gran Cruz de Beneficencia concedida por su hazaña
al matar un toro desmandado en la Gran Vía madrileña
Nicanor Villalta, con la cabeza vendada,
entrando a matar un toro en Teruel
Nicanor Villalta ha sido el torero que más orejas ha cortado
en las plazas de Madrid, pues como casi todos los toreros importantes de la
edad de plata, su carrera la hicieron en la plaza de la carretera de Aragón y
llegaron a inaugurar la de Las Ventas. Sobrio en su aspecto, como lo debió ser
en su toreo, alcanzó fama de gran estoqueador y dominador.
Nicanor Villalta en 1975
Marcial Lalanda, el joven maestro, como lo llamaron en sus
comienzos, pasó a ser conocido como el más grande gracias a la afortunada letra
de su pasodoble.
Marcial Lalanda en el célebre quite de "la mariposa"
Posiblemente fue el más grande de una época complicada,
marcada por la muerte de Joselito, por la existencia de un gran número de
buenos toreros, por el predominio del toro y por una situación social convulsa
y poco propicia para apreciar la fiesta de los toros, como fueron los años 20 y
especialmente los 30.
Marcial toreando al natural en el coliseo de Arles
Madrileño ejerciente, protagonizó la película “¡Viva
Madrid, que es mi pueblo!”, cuyo negativo, lamentablemente, se ha perdido, donde Marcial reflejaba la tradicional simpatía y hospitalidad de los madrileños al decir de la nota necrológica en el diario El País.
Portada de La Tauromaquia de Marcial Lalanda
Editorial Espasa Calpe
Dedicatoria de Marcial Lalanda y Andrés Amorós
Hasta
el final de su vida en los 80 mantuvo su influencia gracias, entre otras cosas,
a la colaboración con el intelectual erudito y gran aficionado Andrés Amorós
con el que escribió su Tauromaquia, resumida en este principio: “El toro es el
elemento fundamental de la fiesta. Es el toro en su infinita variedad, el que
impone la necesidad de conocer bien la lidia. Es la disminución del toro lo que
explica la transformación (yo diría deformación) del arte de torear”.
(Cont.)
Nota: Me informa Andrés Amorós que la película ¡Viva Madrid que es mi pueblo! fue recuperada por la Filmoteca Nacional y que en ella Marcial Lalanda demostraba buenas dotes para la actuación.
Me dio mucha pena no poder acompañaros; estaba fuera de Madrid. Actividades como ésta merecen ser realizadas con continuidad. La huella de la Tauromaquia es pródiga y debe ser conocida. ¡Enhorabuena por la iniciativa!
ResponderEliminarMuchas gracias José Mª Moreno. Los paseos taurinos por Madrid son entretenidos y se seguirán haciendo, así que espero que puedas disfrutar de los próximos
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