Bien está lo que bien acaba. Así los dos últimos toros de Adolfo Martín
dejaron claro su compromiso con la casta. Al precioso quinto toro, cárdeno claro
y capirote, Urdiales no acabó de ver clara la distancia ni las maneras y así
como pisaba el terreno del toro en el primer pase, luego se retiraba dejándole
espacio para ligar la serie y el toro renuente no acudía hasta que el torero no
le volvía a pisar su sitio, cerrando una faena con dientes de sierra en cuanto
a la emoción y la entrega.
Urdiales con Escribiente
Aunque el montaje de la faena de Perera fuera parecido, la diferencia la
puso el temple y por tanto el remate,
tanto de los pases como de las series. Consintió Perera a su toro, lo enceló en la muleta y lo
dominó con el temple, consiguiendo dos bellos naturales rematados con el de
pecho y otro gran natural más, también
abrochado con el de pecho, dentro de una faena cerrada, ya que no maciza, y
rematada con una soberbia estocada.
Perera con Revoltoso
Está Perera muy centrado con el toro, le engancha bien y lo remata atrás,
pero no emociona, porque la emoción surge al desviar la trayectoria del toro.
Rompe el viaje del toro en el primer pase de la serie, pero lo remata fuera y
luego se coloca al hilo para que el viaje del toro siga desahogado, rematando,
ahora sí, bien atrás. Digamos que el diseño de su pase es una J, mientras que
la belleza y por tanto la emoción aparece con más claridad cuando el diseño se
aproxima más a la ¿.
También con Revoltoso
Fotos de Juan Pelegrín tomadas de Las Ventas.
Publicado en http://www.opinionytoros.com/noticias.php?Id=47206 con foto de Muriel Feinner
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