Otro espectáculo es posible, incluso necesario. Los toros de
Pedraza de Yeltes lidiados en Dax lo demostraron. Espectaculares tercios de
varas. Bravura con nobleza en la muleta. Público satisfecho y titulares en los
periódicos.
Gabin Rehabí montando a Tabarly, pica a
Resistente de Pedraza de Yeltes
Foto de Sud Ouest
Cuatro de los seis toros entraron tres veces al caballo. Los
picadores no les apuraron y convirtieron el tercio de varas en un espectáculo. Parecía
establecerse una competencia entre Tito Sandoval quien pico al primero,
moviendo bien la montura y Gabin Rehabí, espectacular en su monta, aunque poco
certero en sus puyazos que cayeron traseros.
Francisco María defiende a su caballo junto a un monosabio,
de una nueva carga de Fantasioso,
después de haber sido desmontado en la primera entrada.
Foto de Sud Ouest
Pedro Iturralde con el bravo tercero, picó con más sobriedad y
gran dominio del caballo. La traca final corrió a cargo de Francisco María,
quien asumió riesgos en toriles cuando el toro se le vino encima queriendo
demostrar que en el ruedo el único que cabía era él y no dejó salir apenas al
caballo cuando se tiró por él hasta tres veces, descabalgando al piquero y
debiendo defender la montura Bonijol en su papel de monosabio.
El mayoral de Pedraza de Yeltes y Juan del Alamo
saludan al acabar la vuelta al ruedo
tras la muerte del sexto toro
El espectáculo de la bravura es el espectáculo de la fiesta de
los toros. Dos toros de vuelta al ruedo, el tercero y sexto picados por
Iturralde y María que eran el lote de Juan del Alamo, quien no perdió los
papeles delante de dos toros bravos y espectaculares, uno más de torero y otro
más de público, con ambos mantuvo el tipo.
Los seis picadores y el propietario de la cuadra de caballos
salen al ruedo a recibir los aplausos del público
El mayoral a hombros, los picadores saludando desde el ruedo, junto
al propietario de la cuadra de caballos Alain Bonijol. El público aplaudiendo
a rabiar y por la noche sólo unos breves
comentarios elogiosos hacia Pepe Moral quien había salido por la puerta grande
junto a El Juli, en la matinal de Garcigrande, dejaban paso a un torrente de conversaciones
acerca de la gran y brava corrida de
Pedraza de Yeltes que había lucido mucho más, gracias al concepto imperante en
Francia de que la corrida de toros tiene tres tercios y que debe ser vibrante y
espectacular en todos ellos.
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