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CUANDO EL TORO Y EL TOREO SON LA RAZÓN DE UNA VIDA. JOSÉ ANTONIO CAMPUZANO EN LA TERTULIA DE JORDÁN


Yolanda Fernández Fernández-Cuesta

Fotos de Andrew Moore 

Intentar resumir en unas breves líneas la magnífica tertulia que nos regaló nuestro invitado es imposible, tal fue la riqueza de conocimientos, anécdotas, sabidurías y experiencias que atesora un hombre, un torero, que ha hecho de la fiesta y todo lo que forma parte de ella, una razón de vivir. 

Hombre de aspecto sereno, pulcro, de ademanes elegantes y corteses, sin esos aires de impostada simpatía que últimamente parecen estar de moda en los encuentros sociales. El maestro nos saluda con la sonrisa abierta y franca como presagio de un rato donde hablar de toros y compartir charla y viandas va a ser algo inolvidable; doy fe que así nos pareció a todos.

José Antonio Campuzano en la Tertulia de Jordán

José Antonio Campuzano, es de verbo ágil, expresivo en gestos y claro en sus opiniones y en cómo sabe trasmitir y contagiar sus pasiones. Pero ante todo es un Torero de los pies a la cabeza, y un referente único, ya quedan pocos, de lo que ha sido y es la historia de las corridas de toros desde los sesenta del pasado siglo hasta hoy. Gran conocedor de públicos, plazas…desde el principio nos deja muy claro su admiración y respeto por la afición de Madrid a la que considera fundamental en sus exigencias , aquí siempre se me respetó y todavía hoy hay gente por la calle que me reconoce y saluda con admiración cosa que en Sevilla no me pasa nos dice, mientras nos hace un retrato exacto y detallado de las diferencias de las aficiones y de cómo se vive la fiesta en las dos plazas de referencia. No entra en preferencias, de manera elegante elude tomar partido pero si percibo cierta amargura personal por no sentirse acogido como torero de Sevilla, algo muy difícil de conseguir para cualquier torero no nacido allí, nos dice.


Tras una brillante carrera como matador de toros, 
que incluye las salidas por la Puerta Grande de las principales plazas,
ha apoderado a numerosos toreros, entre ellos Roca Rey y Sebastián Castella

De origen humilde nos relata su vinculación familiar a su Écija natal y a la familia taurina de procedencia materna. Pertenece a la cuarta generación de una saga taurina; nos recuerda a Juanito El Ecijano, que muere en México en 1899 y toda una familia en la que tíos, hermanos se han dedicado a diferentes ámbitos, banderilleros, picadores, matadores…pero eso sí nos dice que el toreo es algo que se lleva en la sangre, es genético. Reconoce el apoyo sobre todo de su madre en su carrera.  El toreo es vocación pero se tiene que aprender, nos dice y su formación taurina se la debe sobre todo a la escuela taurina de Vicente Vega, Gitanillo de Triana, que sería su suegro, que le enseñó de manera paternal y con cariño, todo lo contrario a lo que tuvo que vivir en sus primeras experiencias de becerrista y novillero con el trato duro e inflexible recibido por profesionales.

En Las Ventas con un toro de Victorino Martín.
Salió dos veces por la Puerta Grande, una de ellas con 2 orejas de un Victorino

¿Nunca se negó a torear todo lo que le “echaran”? preguntamos y responde rotundo, no y ahora lo lamento, debí negarme más de una vez, pues es la única manera de que me hubiera hecho respetar, en sus sinceras palabras hay un tono de reproche y cierta amargura con el mundillo taurino. Pues hay que reconocer su entrega profesional para torear todos los encastes, los más duros; no olvida un toro de Pablo Romero en Madrid, ni aquella Feria de Sevilla de 1990 en la que en el mismo día toreó una de Pablo Romero por la mañana y la de Miura por la tarde, hazaña única que hoy ninguno del escalafón se atrevería, muchos ni una de ellas siquiera. Torero poderoso, muy completo pero sobre todo un gran estoqueador, la espada fue uno de sus mayores méritos. Nos relata su carrera, precisamente este año se cumple el cincuentenario de su alternativa en Sevilla y confirmación en Madrid; puertas grandes, trofeos, pero también durísimas cornadas y siempre dando la cara frente a hierros nada comerciales; cansado en 2001 se retira una tarde en  Maracay harto de sinsabores e incomprensiones. Hombre de memoria excelente testigo de su tiempo taurino… ¿escribirá su historia?, preguntamos, No, responde, pues tendría que callar muchas cosas. Sinceridad ante todo.

José Antonio Campuzano es el invitado de la 73ª Tertulia de Jordán,
que se celebra todos los meses, ahora en Casa Salvador

El Maestro sigue en pie, con su afición intacta, activo pero ahora enseñando a otros; siguiendo el camino de su maestro Gitanillo de Triana  pasó de figurar en los carteles a ayudar a otros a conseguirlo. Figuras como Castella, Roca Rey, José Tomás, han recibido su magisterio y su apoyo, como apoderado, llegando a vivir en su propia casa; de todos guarda recuerdos, de alguno incluso la frialdad de una despedida inmerecida en sus formas, dejando entrever cierto aire de pesimismo e incredulidad en sus palabras. Ahora apodera a un joven novillero francés Lalo de María del que resalta su personalidad única, en sus manos y con sus consejos seguro que llegará lejos. Hablamos de los tiempos actuales y el pesimismo deja atrás su sonrisa permanente, no tienen facilidades aunque hay muy buenos novilleros, pero sin dinero e instituciones que apoyen, es imposible.

Firmando un recuerdo para la Tertulia de Jordán

Seguiríamos charlando pero José Antonio Campuzano, debe irse pronto al AVE, a los dos días la peña de los Campuzano de Arlés les harán a los dos hermanos, también a Tomás, un merecido homenaje. Les siguen recordando con admiración algo que echa en falta en las peñas taurinas hispanas. 

Muchas gracias maestro, inolvidable tertulia, esperamos poder continuar nuestra charla en una próxima ocasión. ¡Tiene tanto que contar!  no siempre podemos hablar con personas que son lección viva de la historia de la Tauromaquia y mantienen el compromiso vital con la verdad del toreo, José Antonio Campuzano lo es.


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