Damián Castaño es una revelación de la temporada. Su faena en San Agustín de Guadalix, en la feria del aficionado, con el toro Bilbatero de Dolores Aguirre a principio de temporada. Su paso por Ceret con Saltillo, el toro también de Dolores Aguirre bajo la lluvia en Bilbao y especialmente su faena al toro Mochuelo de Valdellán, le han colocado como un torero a seguir.
El día de la Tertulia nos confesó que venía un poco nervioso pues había recibido una llamada importante, que no nos detalló. Debía ser la llamada para cubrir la sustitución de Daniel Luque en la corrida del sábado 7 compartiendo cartel con Juan Ortega y Pablo Aguado, que resultó ser un regalo envenenado a la vista de lo ocurrido en la plaza y el fiasco de la corrida de El Pilar.
Ilusionado con esa llamada y con su buena temporada, fuimos
comentando los avatares de su carrera, tan habitual en buena parte de los
toreros que están pugnando por aparecer y mantenerse en los carteles de las
ferias. Una carrera larga, pues tomó su alternativa en agosto de 2012 de manos
de su hermano Javier y tardó diez años en confirmarla en Madrid en San Isidro de
2022.
Ha tenido que simultanear sus actuaciones taurinas con diversos trabajos que le permitieran vivir y entrenar, lo que habla de una férrea voluntad por ser alguien en el mundo taurino.
Sabe que está atado a los carteles de las ganaderías duras, lo
que no le importa, pues dice que son a las que más importancia dan los
aficionados y que son las que le han permitido vivir, por eso se confiesa
admirador de dos toreros como Robleño y Sánchez Vara, que se han mantenido con
sus estilos tan distintos, sin apenas salir de esos carteles de poca tela y
mucha espada, tan propicios a los actos heroicos y tan dificultosos a la hora
de mejorar los ingresos.
Ha estado siempre al lado de su hermano e incluso mantiene como peón de confianza a Marco Galán, quien formó parte de su famosa cuadrilla. Aunque no comenta ni valora aquella experiencia, que tan grata resultó para los aficionados, sí afirma que le gusta que su cuadrilla se luzca por hacer las cosas bien, pero que no acaparen protagonismo que corresponde al matador.
Vino acompañado de la novillera Raquel Martín, formada en la
Escuela Taurina de Salamanca y con quien comparte el entrenamiento y las
visitas a ganaderías especialmente en Salamanca, aunque afirma que le gusta
mucho tentar pero que las embestidas de las vacas son diferentes y hay que
simultanearlas con mucho toreo de salón para que no se queden maneras de un
toreo, que se ha dado en llamar, campero, de cierta facilidad pero poco vistoso.
La Tertulia se celebró el miércoles anterior a la corrida de El Pilar, en un día de buenas noticias para el matador que coincidía con el cambio de apoderado y la reseña se escribe después de dicha corrida, con los mejores deseos para su futura carrera.
Fotografías de Andrew Moore
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