Testigo privilegiado de los últimos 60 años de la fiesta, José
Luis Lozano junto a sus hermanos no está en la historia de los toros, sino que
es la historia de los toros. Ha estado presente, como protagonista, desde los
años 60 en todos los avatares, desde las guerrillas de El Cordobés y Palomo
hasta sus recientes éxitos como ganadero de Alcurrucén, pasando por la gestión
de la Plaza de Las Ventas en los gloriosos 90.
José Luis Lozano en la Tertulia de Jordán
Es inevitable hacer comparaciones con distintos momentos de la
historia relativamente reciente, que va señalando con meticulosidad de buen
conversador. En los años 50 y 60, las figuras venían a estar unos 5 años en la
cabeza de cartel y luego se retiraban, por dos razones, dice: Porque en esos
años se hacían ricos y porque los toros castigaban mucho. La novedad se
premiaba en las taquillas y en los honorarios, pero por eso mismo se agotaba y
era rápidamente sustituida. Ahora las figuras duran muchos años. Siempre ha
habido excepciones como, por ejemplo Marcial Lalanda y por eso se decía: “Dura
más que Marcial”.
Gran conversador
Tiene José Luis Lozano un semblante que marcado por los ojos
vivos y brillantes aparece distendido y atento. Su voz ronca y leve, le ayuda a
mantener la atención sobre sus palabras, pero no acapara el discurso, sino que
lo dirige, lo ilumina y lo amplía. Su monumental conocimiento del mundillo
taurino no excluye la picaresca, pero prefiere la historia que transcurre por
los caminos más ortodoxos.
Cree que el público ha ido evolucionando hacia una mayor
benevolencia con las figuras y más censura a los toreros modestos. Las figuras
tienen actualmente una imagen que no varía apenas con los éxitos o la falta de
ellos y por eso se pueden hacer los carteles de las ferias casi a principio de
temporada. Eso no facilita la renovación de los carteles ni la aparición de
nuevos valores.
Rafael Ortega, artífice del toreo puro, fue apoderado por los Lozano
Los Lozano, Pablo, Eduardo y José Luis han apoderado a Rafael
Ortega, Curro Romero en su primera época, Palomo Linares, Manzanares padre o
Espartaco entre muchos otros, además de los que ha llevado su cuarto hermano,
Manolo, que ha sido siempre más independiente y que actualmente apodera a
Morante. José Luis dice que los empresarios si apoderan a un torero tiene que
ser uno grande, porque si no se ve metido en una maraña de compromisos que le
dificultan su labor.
Domingo Ortega y Antonio Bienvenida en la película Tarde de toros
Su torero de referencia ha sido Domingo Ortega a quien tiene
como el canon del toreo y afirma que Manolete era una grandísima figura pero
que torear con la muleta retrasada no es torear. Deja ahí una jugosa sentencia
que no se puede desarrollar cabalmente en el estrecho marco de una Tertulia, pero
en la que coincide con la mayoría de sus asistentes.
Hace una distinción entre las figuras y los que mejor torean
que no siempre son los mismos, distribuyendo los méritos entre ellos. Las
figuras aguantan el peso y tirón de la temporada, mientras los que torean mejor
son más propensos a espaciar sus actuaciones y asumir menos responsabilidades y
pone como ejemplo a Luis Miguel y Ordóñez, pero cualquiera puede hacer las
extrapolaciones a diversas épocas del toreo, incluida la actual.
Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez dando la vuelta al ruedo
con Juan Pedro Domecq en la Malagueta el año 59,
que Hemingway noveló como "El verano sangriento"
Aunque estaban en el ambiente taurino de toda la vida, pues ya
su abuelo fue quien compró la ganadería del Duque de Veragua que después
vendería al primer Juan Pedro Domecq
ganadero, su inicio como empresarios se debió a un ofrecimiento de Antonio
Bienvenida, para organizar una corrida en Baeza junto con Pablo Lozano como
matador. Se hicieron empresa para ello y vieron buenos resultados, después ya
no han parado.
Dirigieron Madrid en la última época importante, los gloriosos
90, después de que Manolo Chopera pusiera Madrid en órbita en los 80 y antes de
la decadencia de los Choperita. Impulsaron la transmisión de toda la feria por
Canal+, bandearon el cambio político de la administración de la Comunidad de
Madrid del PSOE al PP llevándose bien con ambos y no levantaron grandes
polémicas con los aficionados, pues fueron los años de César Rincón, Joselito y
Ponce y la fulgurante aparición de José Tomás, la última edad dorada del toreo.
Da las cifras de espectadores que dejó en Las Ventas, que afirma superaban
mucho a las que dejó Chopera.
Enrique Ponce y José Miguel Arroyo "Joselito"
en Las Ventas el 23 de mayo de 1996
en la conocida como "corrida de los quites"
La decadencia actual la nota, entre otras cosas en la práctica
desaparición de los pequeños empresarios. La última asamblea de ANOET, dice, la
celebramos en un salón del Wellington, pues éramos dos docenas, pero en los
años 80 siendo presidente Chopera y José Luis Lozano vicepresidente, tuvieron
que alquilar un teatro pues asistían más de trescientos empresarios. Estos
pequeños empresarios debían de montar corridas del gusto de los espectadores y
aficionados para defender su negocio, mientras que ahora entre dos docenas de
empresarios hay menos competencia.
Finca "El Cortijillo" en Urda, Toledo
La ganadería de Alcurrucén y sus derivaciones de El Cortijillo
y Hermanos Lozano, les han dado muchos éxitos y reconocimientos, pues está en
las grandes ferias y no desagrada a los aficionados. Para él, Jabatillo, el
toro que lidió Sebastián Castella en la feria del 2015, es el toro más bravo
que ha visto. Podrá haberlos iguales pero no mejores, afirma rotundo. Al
comentario que se le hace de que hay un Alcurrucén para figuras y otro, más
encastado, más del gusto de los aficionados, dice que la ganadería es muy larga
y que siempre apostar por un toro en concreto es complicado y tiene mucho
margen de error. Afirma que las figuras torean su ganadería en Madrid o en alguna gran feria, pero no les gusta para
hacer la temporada.
Jabatillo lidiado por Sebastian Castella el 27 de mayo de 2015.
Vuelta al ruedo al toro y dos orejas para el matador
La ganadería es muy larga, a pesar de que la han reducido
por la crisis, acorde con todo el sector, suman entre los tres hierros casi
1.000 vacas de vientre, que opina es la mejor defensa para una ganadería, pues
les permite mantener un núcleo estable y hacer variaciones buscando
características. Lo que no le gustaría es ser un “ganadero minoritario” dice
jugando con la definición tan en boga últimamente. La conocida reata de los “músicos”
en la ganadería no es su preferida, a pesar de ser muy celebrada, dice que es
muy larga y por eso salen muchos toros buenos, pero que sus familias preferidas
son las de los “afanosos” y los “rompepuertas”, a las que, sin duda estaremos
atentos cuando aparezcan.
José Luis Lozano firmando un recuerdo
para la Tertulia de Jordán
Ganadero, apoderado, empresario, ha recorrido los últimos
sesenta años del toreo en el meollo del mismo. No se ha dedicado a otros
negocios, tan habituales entre otros grandes empresarios taurinos, sino
solamente a los toros. Sabe criticar con suavidad y contundencia y afirmar sus
ideas con serenidad y claridad. Habla sin resguardarse, pero sabe callar cuando
puede afectar a otros y no hay manera de que comente la controvertida situación
de los actuales gestores de Las Ventas sobre la que tantos rumores han corrido teniéndoles,
precisamente, a los Lozano como parte de ellos.
Una parte de la mejor historia del toreo ha pasado por la
familia Lozano y una comida no da, ni mucho menos, para contarla, pero sí para
hacer un repaso por algunos de sus principales hitos.
Fotografías de José Luis Lozano y su ganadería, de Andrew Moore
Fotografías de José Luis Lozano y su ganadería, de Andrew Moore
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