Victorino vuelve a abrir la temporada de Las Ventas, como estos últimos años en el domingo de Ramos, sólo que esta vez no era el inicio de una temporada normal, sino el difícil intento de retomar una normalidad que todos sabemos que no volverá.
Un reencuentro sin
abrazos, con distanciamiento en los tendidos, con una distribución ajedrezada
de los espectadores, que no llegaron a agotar el aforo de 6.000 localidades, en
la que la habitual incomodidad de Las Ventas dejaba hueco para asientos amplios
aunque desprovistos de almohadillas. Los tics de siempre de Las Ventas, run-run
de disconformidad, mayor rapidez para protestar que para aplaudir lo bueno por
parte de los aficionados, aplausos facilones a detalles más demagógicos que
buenos por parte de los espectadores, que parecían indicar que se había
olvidado de la trascendencia del reencuentro tras más de una temporada, y dos sanisidros, sin corridas de toros.
Un aplauso a la
terna tras romper el paseíllo, que, para más inri, surgió después del brindado
a una pancarta integrista, fue el soso recuerdo de la importancia de la
corrida, que el gobierno de la Comunidad de Madrid si supo valorar y quiso realzar
con la presencia de la Presidenta Díaz Ayuso, en un burladero del callejón.
No estaría mal que la afición, que tanto ha pedido la apertura de Las Ventas, hiciera gestos de alegría cuando llega ese día y fuera protagonista de un feliz reencuentro con nuestro espectáculo favorito. Mucho hay que criticar de la gestión de los toros en Madrid durante esta desgraciada época de la pandemia, mucho hay que reivindicar para el futuro inmediato y mucho habrá que trabajar para el mantenimiento de las corridas de toros, pero tan importante como eso, es saber demostrar alegría cuando el anhelado reencuentro se produce.
La corrida
discurrió por la normalidad de las corridas de victorinos de los últimos años, en los que, salvo excepciones, la
mezcla de bravura y mansedumbre se reparte en toros nobles como el cuarto,
bravos como el quinto, bobos como el tercero, pregonaos como los dos primeros y vaya usted a saber cómo el sexto,
al que Fortes le dio candela en el caballo hasta dejarlo exhausto. Corrida
interesante para el aficionado pero sin brillo, en la que destacó la bravura del quinto, que fue más notable en la muleta que en el tercio de varas, que tuvo más lustre por el
buen quehacer de Tito Sandoval, que por la bravura propiamente dicha de
Venenoso-27.
Un verdadero
escaparate de cuernos, la corrida de cinqueños, con la que Escribano estuvo
solvente con sus detalles de valor y capacidad lidiadora, tanto con el espabilao que abrió plaza como con el
noble cuarto de la tarde y Sergio Serrano demostró más aguante con su primera
casi alimaña, que gusto con su bravo segundo, el mentado Venenoso. Fortes
desdibujado con el noble y soso, no quiso ver al último, con el que se
desvaneció la corrida en la que se produjo el primer reencuentro, de parte de la
afición, con nuestra plaza de Las Ventas, tras la maldita pandemia que tanto daño
ha hecho, también a la fiesta de los toros.
Vi la corrida por el Canal Toros. Me llamó la atención la protesta sostenida y agria cada vez que un toro perdía las manos en un piso de plaza que me pareció en mal estado. Imagino que fue tarde bronca en los tendidos combustibles. Suscribo el juicio sobre la corrida de Victorino, cinqueña y muy en línea con la mayoría de las que ha jugado en Madrid los últimos años. El son tan pajuno y noble del quinto toro no es nuevo en la ganadería. El aire defensivo y violento de los dos primeros, tampoco. Sin tanto castigo en varas, tal vez el sexto podría haber sido toro manejable sin más. Me gustó mucho Escribano: su capacidad, su sentido del toreo y su espada. Y me gustó con los dos toros. Fortes no estaba preparado para esta aventura siempre de riesgo. Nadie negará la entrega de Sergio Serrano. BRQ
ResponderEliminarQuerido BRQ, me alegro de que hayas visto la corrida por la tele y te agradezco tus comentarios, siempre tan atinados. Suscribo tus adjetivos respecto a los toros, más atinados que los míos. Me ha sorprendido el entusiasmo con que se ha recibido la faena de Sergio Serrano al quinto, que a mi entender tuvo más de entrega, como dices, que de calidad. Escribano no desfallece y está bien con el bueno y con el malo, o quizá había que decirlo al revés, está bien con el malo y con el bueno, que es el achaque que se les pone a estos toreros. Espero verte pronto en la plaza. Un abrazo
ResponderEliminarUna misma corrida con diferentes valoraciones.
ResponderEliminarEscribano en su linea: pocas luces, en su bueno segundo, pinceladas.
Fortes se lo tiene que pensar...
S. Serrano me sorprendió en positivo en sus dos toros diferentes.
Saludos a todos.
Muchas gracias por tu comentario, breve e intenso, unknown
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