EL PASADO DE LA FIESTA EN MÉXICO PUEDE SER EL FUTURO EN ESPAÑA. MARÍA ÁNGELES DÍAZ ENLA TERTULIA DE JORDÁN
La tauromaquia en México
corre pareja a la de España con la que se mezcla, se junta y se separa en
diferentes momentos a lo largo de la historia. Lejos de Ponciano Díaz y su
presentación en la plaza de Madrid que causó asombro y extrañeza a los
aficionados de la época, según relató Sánchez de Neira en las páginas de La
Lidia, los toreros mexicanos hacen la temporada en España y Francia igual que
los españoles cruzan el charco en sentido contrario, sin embargo hay
interesantes diferencias que comentamos con María Ángeles Díaz, coeditora de la
web Redes culturales taurinas junto con la también aficionada Fernanda de Haro.
Describe el cercano pasado
del toreo en México como el previsible futuro de España, en el que la
disminución de la fiereza del toro y el comportamiento más triunfalista del
público van achicando la fiesta convirtiéndola en una fiesta que llama del
“ito” por la terminación de torito, chiquito, bonito, bravito, que acaban
siendo los apelativos utilizados para referirse a las características de los
toros.
María Ángeles Díaz vive la
fiesta actualmente desde su residencia en San Antonio (Texas) lo que no la
impide seguir el día a día de México, donde mantiene su derecho de apartado en
La México y conoce desde muy niña el mundo taurino mexicano, pues su padre fue
aficionado práctico compartiendo su dedicación con un cargo de alta dirección
en una importante compañía de seguros.
Nos habla de los encastes de
las ganadería de México, que explica con detalle en su web y como el encaste Saltillo
es el mayoritario debido a las importaciones que se hicieron a finales del
siglo XIX y principios del XX, pues en los años 40 se cerró la importación de
ganado español que no se volvió a permitir hasta 1996 para ganado en vivo,
semen y embriones congelados, aumentando la variedad genética. El milagro
mexicano ha sido conseguir la supervivencia de las ganaderías bravas a través
de los convulsos años de la Revolución mexicana a principios del siglo XX y crear
una fiesta propia a través de sus toreros y ganaderías. Hay que tener en cuenta
que la dinastía Silveti cuenta con cuatro generaciones consecutivas de toreros,
que Gaona fue el gran rival de Joselito, que Piedras Negras es la ganadería con
más años en manos de la misma familia después de Miura y Palha, o que La México
es la plaza de toros con más aforo del mundo.
Entiende que a partir de
Manolo Martínez la fiesta en México entra en decadencia pues se empieza a
achicar el toro en tamaño y, sobre todo, casta y se empieza a configurar una
fiesta donde la emoción del toro disminuye.
Extraña la emoción de la
bravura en México, pues cree que es más suave y noble que en España y remacha
que los comentarios acerca de la llamada embestida mexicana le quitan vida,
utilizando su propia expresión, pues entiende que es un subterfugio para
enaltecer la docilidad del toro.
Una aficionada, digamos
integrista, que cuestiona la estructura de la fiesta en México, desde los
ganaderos “ito” a los jueces de plaza “Halloween” los empresarios que conducen
la fiesta hacia actitudes más triunfalistas y los aficionados que van
abandonando los tendidos.
Al igual que en España que gran parte de la defensa de la fiesta recae en los esfuerzos de los aficionados, a través de su web intenta difundir la historia y el pensamiento taurino en la que han participado intelectuales mexicanos como Eduardo Matos Moctezuna, director del proyecto Templo Mayor de Tenochtitlan, quien estudió la relación entre los ritos sacrificiales precolombinos y los festejos de la tauromaquia popular, Francisco Coello Ugalde, estudioso de la tauromaquia o Antonio Ribera, divulgador de La Fiesta No Manifiesta, la tauromaquia popular del Yucatán, junto a intelectuales españoles o franceses, algunos de los cuales forman parte de la Tertulia de Jordán como Rafael Cabrera, Beatriz Badorrey, Georges Marcillac o Juan Salazar. El rito y el espectáculo de la fiesta de los toros tantas veces defendidos por los aficionados encuentra en Redes Culturales Taurinas un bastión intelectual en México, que comparte las ideas y pensamientos con los aficionados españoles, signo de la universalidad de la tauromaquia, por más que su práctica sea, a veces tan diferente en distintos lugares y especialmente a uno y otro lado del Atlántico.
Fotos de Andrew Moore
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