AMABLE VULGARIDAD
“Salí de mi casa a torear y volví
un año después en silla de ruedas”. Categórico resumen de Vicente Yangüez El
Chano, en cuyo homenaje y apoyo se organizó el festival del sábado 22 en
Vistalegre, con el aliciente de ver a cuatro de los “big five” que han decidido
no comparecer en Sevilla como supuesto castigo a los empresarios, en una
decisión de oscura trastienda e incierto resultado.
El público que llenó más de la
mitad del aforo, despojado de la severidad de Las Ventas respondió en un tono
entregado a los toreros. Pensaba que lo contrario del rigor tantas veces
excesivo de la Monumental sería la amabilidad, pero resultó que suprimido el
rigor en el público lejos de aparecer la comprensión y el buen gusto lo que apareció
fue un cierto gusto por la vulgaridad y el aplauso indiscriminado que se
utilizó para premiar lo bueno, lo malo y lo regular con el mismo entusiasmo,
reservando las únicas protestas, por otra parte tan fuera de lugar en un
festival benéfico, para los picadores.
Tomada de El paseillo en red
Manzanares provocó los gritos de
una claque femenina, Talavante recibió ánimos desde voces desgarradas que
parecían reivindicar con desesperación a un torero incomprendido, sin que se
acabara de entender el motivo, Padilla recibió aplausos desmedidos para una vulgaridad
rampante y al final todos contentos por su participación solidaria ante un
público entusiasta.
Tomada de El faro de Guadarrama
Interesante la actuación de El
Juli basada en la quietud de los pies en las tandas, lo que le permite mantener
una cierta verticalidad, en que el alarde de técnica le obliga a un
antiestético toreo de expulsión para poder recoger al novillo en el siguiente
pase y en el que el alarde de valor que quiere suponer desaparece por la
docilidad extrema del novillito. Mientras que los demás hicieron la faena que
van arrastrando por las ferias, sin que la diferencia de peso, edad y trapío de
los novillitos y la extrema docilidad que demostraron les animara a mayores
empresas. Tampoco las actuaciones flamencas que acompañaron a las actuaciones
muleteras merecieron mayor interés, pues tan poco oportuno me parece
acompañar las faenas con el tatachún del
pasodoble como con el lolailo flamenco.
Al final, todos contentos, pues se
cumplió el objetivo de apoyar a El Chano y se abrió la temporada con un amable
festival al que el público respondió con su presencia y aplausos.
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