La corrida de toros se ajusta a los tiempos, sus protagonistas también. Javier Portal protagoniza un cambio interesante y necesario, que está de moda en la sociedad y que sobrevive, más allá de las modas pasajeras y las conversaciones burlescas, debido a su pertinencia e interés: es coach de toreros, valga el anglicismo que es más adecuado que su traducción de entrenador.
Javier Portal es matador de toros, que tomó la alternativa en Boadilla del Monte el 6 de octubre de 2012 de manos de Francisco Rivera Ordóñez, teniendo como testigo a su amigo y compañero de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, Uceda Leal. Novillero destacado de la promoción del cambio de siglo, empezó en la Escuela con 9 años con una temprana vocación y aunque toreó un buen número de novilladas con caballos, no llegó a debutar en Madrid y encauzó su vida por la licenciatura de Administración de empresas con Master en Dirección de Recursos Humanos, que es su trabajo en una consultora, especializándose posteriormente en Coaching con Master de Programación Neurolingüística (PNL)
Junta pues, el conocimiento del mundo taurino con la capacitación y experiencia técnica a las que añade su encanto personal, para ayudar a los toreros, utilizando sus propias palabras, “a dar lo mejor de sí mismos”
Aunque la técnica es compleja y sería
una osadía tratar de resumirla en estas breves líneas, digamos que intenta
fijar las cualidades del entrenado permitiéndole separar su actuación del
resultado buscado, mejorar su concentración y evitarle la presión de la
obsesión por conseguir una meta, que efectivamente se acercará si se dan respuestas
adecuadas a los objetivos intermedios.
Ha tratado a más de cien personas del mundo del toro de los que cerca de la mitad son matadores de toros, entre los que se encuentran Uceda Leal, Román, Álvaro Lorenzo ó Víctor Hernández. Nos cuenta que acompañó a Román en la corrida que mató seis toros en Valencia, ayudándole a conseguir que mantuviera la ilusión firme durante toda la corrida, con lo complicado que sabemos que es, por la experiencia de espectador que vemos cómo es fácil que se decaiga cuando las cosas no ruedan como lo esperado.
Comenta que no se puede pasar del miedo consustancial al toreo a la seguridad del matador. El miedo puede ser al toro, al público, al fracaso, al futuro, pero la seguridad no puede contrarrestar el miedo si no es a través de la calma previa. Primero hay que conseguir la calma y después infundir la seguridad que permite sobreponerse al miedo. La única contraindicación para que su trabajo sea efectivo es la falta de ilusión, sin ella nada es posible.
Ayuda a sus clientes con consejos acerca de como comportarse en Las Ventas, el tantas veces comentado en conversaciones informales de aficionados como el necesario “Manual para torear en Madrid”. Sus consejos son los de cualquier aficionado del tendido: Estar atento a la lidia, colocarse pasando el pitón, no esconder la pierna de salida, en fin todo aquello que las llamadas figuras incumplen sistemáticamente en Madrid y que, al parecer, no son tan descabelladas.
Hablamos de la posible uniformidad de los toreros si todos siguen los mismos métodos de preparación, al igual que algunos siguen criticando la labor de las Escuelas Taurinas. Cree que la personalidad siempre sale a flote y que, al revés, es la exigencia de la técnica, tan perfeccionada actualmente, la que daña la personalidad que debe singularizar a los toreros.
Se comentó en la Tertulia lo interesante que sería reunir sus observaciones y trabajos en un libro, iniciativa que no le pareció mal ni a él ni a los editores que estaban presentes, así que esperamos que cuaje en un futuro cercano.
Técnicas novedosas, mejoras en la
capacitación personal de los profesionales, signo de los tiempos como le dijo
un taurino en un acto: “Antes los toreros venían con su peón de confianza y ahora
vienen con su coach”.
¡Ay! Si Sánchez de Neira levantara la
cabeza.
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