El mundo de los toros que tan rico es en supuestas tradiciones, raramente
tiene celebraciones que alcancen suficientes años como para ser consideradas
históricas.
El 3 de julio se cumplen cien años de la corrida donde José Gómez Ortega, Gallito, mató en la plaza de Madrid una
corrida de los Herederos de Don Vicente Martínez de Colmenar Viejo, regalando
el sobrero hasta sumar los siete toros en la corrida más trascendental para el
toreo en todo el siglo XX.
Cartel de la corrida del 3 de julio de 1914
La llegada de Joselito, como se le conoce a Gallito, revolucionó el mundo
de los toros y lo transformó mediante numerosos
cambios que modificarán definitivamente el espectáculo llevándolo a sus más
altas cotas de interés y emoción y preparándolo para sobrevivir en las próximas
décadas debido a una acertada combinación de cambios en el espectáculo y
adaptación a las condiciones sociales. Los cambios que se producen afectarán a los
toros, a la manera de torear y al comportamiento y papel del público.
La
corrida de los siete toros de Martínez, como es conocida, fue el pilar que
fundamentó dichos cambios, pues causó gran sorpresa y admiración y encumbró a
Joselito que aparecía en el cartel de dicha corrida con un reclamo de falsa
modestia, que siempre esconde orgullo, en el que proclamaba que se presentaba “atendiendo
a los ruegos de varios aficionados… confiado más bien en la indulgencia del
público que en sus propios merecimientos”.
La Tauromaquia de Joselito en un
collage de Baldomero
El
gran Luis Fernández Salcedo ha contado en diversos artículos, la preparación y prolegómenos
de la corrida, siempre interesantes para releer y, también se puede seguir la opinión
de la crítica de la época.
Empecemos con los toros. Los dos
berrendos son según NN, en El Imparcial, gordos y bien armados, no poniendo
pegas a los demás indicando que el 5º era cornigacho, Mangue, en El País, quien
siempre afina en sus adjetivos, da más datos: “seis toros terciados de tamaño,
prontos con los picadores, bravitos en general y manejables y noblotes. Un
género escogido para que un torero que puede divertir divierta.” En El Toreo
dan el tiempo del tercio de muerte para cada toro y es de 3, 6, 5, 5, 7, 4 y 7
minutos, gracias a lo que puede acabar con 7 toros en 7 cuartos de hora, así
puede decir El Barquero, crítico de El Heraldo tan aficionado a los ripios:
“Puede este niño matar/ toda una ganadería…/ ¡¡ y luego vuelta a empezar!!”. Los toros parece que no tienen pegas para los
revisteros y sólo son bien escogidos pero sin abusos.
Joselito y los seis toros titulares de la corrida de D. Vicente
Martínez
Vamos con su labor que The Kon
Leche, publicación orgullosamente gallista, define: “José transformó la plaza
de toros en una academia taurina”. Don Modesto, abonado a los superlativos en
el diario El Liberal, le nombrará Papa Rey, sucesor como Papa de su adorado
Bombita pero superior a él como Rey del toreo además, para decir que “lleva
dentro dos o tres Guerritas empalmados y como corona del ramillete, al gran
Lagartijo”. Paco Media Luna en El Toreo dice de manera algo críptica que el
vestido de torear de José era “lila y oro, es decir lo que es y lo que no es” o
más bien, diría yo, al revés, lo que no es y lo que es, para decir que “fue la
gran fecha de un torero enorme, que ayer demostró incluso a los más incrédulos…
no tener rival en la tauromaquia contemporánea”. Mangue, siempre certero, le
llama Matasiete que tiene el valor de hombre preciado por valiente, según el
Diccionario de la RAE y define su manera de torear: “Variado repertorio con la
muleta, colosal banderillero, inteligente lanceador de capa, deficiente
estoqueador”, habla de “verónicas exquisitas y naturales magníficos” en el
segundo en el que “una vez agotado se dedicó a pintar la mona”, cosa que había
hecho en el primero en el que “después de castigarle se entregó de lleno al
figureo”, en el bravo berrendo que salió en tercer lugar “le muletea en los
primeros pases tirando a quebrantarle y lográndolo”, al cuarto “se pone en
condiciones de tocarle la cara y los pitones” que según NN estuvo “agarrado a
un pitón el tiempo necesario para hacer una fotografía”, que no era poco en la
época. En fin un alarde de poderío y bien hacer en el que destaca una suerte que
La Lidia pone en una fotografía como portada: ”Cogió los pitones al de
Martínez, lo escupió y luego limpíole con el pañuelo” y eso al bravo berrendo
que salió el tercero.
Gallito quitándole la salivilla a Barrabás
lo que a los ignorados/ se les
aplaude y tolera/ a los diestros consagrados / se les grita y vocifera.
Que tú vales, lo sé ya,/ y que
puedes, no se diga./ Con que, si Dios, te la da,/ San Pedro te la bendiga.
Además se puede ver parte de la lidia de los cuatro primeros toros en película publicada en la filmoteca de Gan, en los toros de Achúcarro y en el programa especial de TVE a los 75 años de la muerte de Joselito en Talavera de la Reina
Joselito se vive como la
apoteosis de lo apolíneo, la belleza, lo bien hecho, lo divino y recogerá los adjetivos
elogiosos y explicativos que siguen a dicha corrida: Maravilla, Matasiete,
heredero legítimo del gran Guerrita, Pepito el enciclopédico, el Papa Rey.
Alumbrará una nueva época del
toreo que se prodigará en los cambios (1) que posibilitarán la
transformación de la corrida de toros que se convertirá en el espectáculo que
es ahora mismo y que ha sobrevivido con éxito durante cien años desde el 3 de
julio de 1914.
(1) Para
un mayor desarrollo y explicación de los cambios en la edad de oro del toreo
ver http://festivalesdespa.blogspot.com.es/2013/02/el-publico-en-la-edad-de-oro-del-toreo-i.html
de Pepe el Largo, picador de toros.
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