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JUAN MORA, CAUDAL DE TORERIA

Tiene Juan Mora una palabra delicada, concisa y expresiva que surge de una voz pausada, de tono bajo y dicción clara, que se expresa no sólo con corrección sino con precisión gramatical. Fruto evidente de muchas lecturas aunque se confiesa un lector reciente, lo que no deja de sorprender al oírle hablar.

Juan Mora en la Tertulia de Jordán

Debe ser riguroso en su formación cultural, como lo es en su preparación profesional. “Busco la naturalidad y dejarme llevar por la inspiración, por eso dedico mucho tiempo y esfuerzos a la preparación, pues el dominio de la técnica por el artista hace que la inspiración fluya con mayor facilidad, con mayor caudal, con un chorro más lleno y potente”

2 de octubre de 2010 en Madrid

Antoñete, a quien conoció de niño, ha sido su modelo. En el año 65, cuando la sorpresa luminosa de la faena al toro de Félix Cameno en Las Ventas ya andaba en tratos con su padre “El Mirabeleño”, quien montaba corridas y festivales por los pueblos de Andalucía y Extremadura y le llevó a torear 10 ó 15 toros antes de ir a Las Ventas. En la reaparición del 81, Juan Mora, quien ya era novillero, afirma haber estado muy atento, a los modos y distancias que mostró.

Antoñete
Foto: Constante

Acerca de su costumbre, tan inusual ahora de llevar el estoque de verdad, dice que así le enseñó su padre y cree que ayuda a la naturalidad de la faena pues la despoja de los tiempos muertos. Despojar al toreo de todo lo que no es esencial es una forma de buscar el clasicismo.

Foto: Manon

El miedo está implícito en la fiesta de los toros, quizá más en la fiesta de los toros que en otras actividades de riesgo, debido a su carácter ancestral, como sugiere Yolanda Fernández, pero está siempre rondando al torero, dice Juan Mora. Por eso dejar a la familia en casa para salir a torear merece una compensación económica, que si no resulta adecuada lo hace más difícil. Tal vez esté ahí la clave de su cierto desencuentro con los empresarios.


La charla pasa sobre temas que han salido en otras ocasiones, como el gusto por el detalle o las faenas soñadas en el hotel y convertidas o no en  realidad: “Tienes que tener las faenas muy pensadas para luego poder acoplarte a las condiciones del toro en la realidad”, quizá, pienso yo, como un jugador de ajedrez que tiene memorizadas docenas de aperturas con docenas de variaciones.

Con Beatriz Badorrey

Tiene mucho que decir Juan Mora en los ruedos y fuera de ellos, que no se agota en una charla y que quizá merezca la pena tratar de ordenarlas en un futuro, como ejemplo de una tauromaquia basada en una concepción clásica.

Comentarios

  1. Filósofo del toreo y de la palabra; didáctico y romántico; breve pero intenso. Su voz adormecida es su toreo desmayado, trascendente, clarividente, convincente. Es, siempre, la sorpresa, por más que se le ha visto y oído. Es, lo que esperamos de los toreros, capacidad para improvisar, para inspirarse, para inventar, para transmitir.

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  2. Totalmente de acuerdo Luciano Nuevo. Lástima que le veamos torear tan poco

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