Tras dos años de suspensión por la pandemia, la
feria de Riaza vuelve buscando su lugar entre las ferias toristas serias, este
año con una corrida de Barcial, hierro que hace años que no lidia cuatreños y
la vuelta de Valdellán, tras la interesante última corrida de este hierro, la
trayectoria en Madrid y, lo que puede dar alguna interesante sorpresa, la
ausencia este año de Las Ventas. La novillada será también del hierro de
Barcial que es más habitual en este ámbito.
Seguir posicionándose como espacio torista serio,
con ganaderías encastadas y toreros solventes, aunque la corrida de Barcial no
deje de ser una moneda al aire, una mezcla de apuesta por la recuperación de
una ganadería y encontrar unos toros que la pandemia no ha permitido lidiar, es
defender un concepto noble de las corridas de toros como espectáculo, donde el
riesgo no está ausente y donde el mérito de los toreros es reconocido.
Respetar la integridad de la lidia dando su importancia al tercio de varas, que en las cuatro corridas anteriores a la de Valdellán se saldaron con 8, 10, 11 y 11 puyazos es fundamental en este ámbito pues la suerte de varas realza la lidia y la bravura del toro, da seriedad al espectáculo e importancia a la labor del lidiador.
La feria se completa con una corrida de rejones, un
concurso de recortadores, las becerradas, una de promoción y otra para las
peñas y los diarios encierros. Riaza: unas fiestas alrededor del toro.
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