Tiempo de premios taurinos, de recopilaciones de la temporada,
de resúmenes de emociones, de agradecimientos interesados, también, y sobre
todo de reuniones de aficionados para vadear el invierno ayuno de espectáculos.
Poca sorpresa tienen los premios de la temporada de las 100
exitosas corridas de Morante, del arrasador Roca Rey o de la reivindicación de
los toreros modestos de Robleño. Estos se repartirán muchos trofeos de
diferente talante acompañados por ganaderías como La Quinta, que abrirá su
hueco entre diferentes domecqs reivindicados por los profesionales y aburridos
por los aficionados.
Sin embargo, para mí, el premio más singular, curioso y
entrañable de la temporada, ha sido el semidesconocido Molino amarillo. Es un
premio sin jurado, debido únicamente al deseo y la afición de su promotora
Marta Valentí. Es un premio personal con el que Marta agradece a un aficionado
su dedicación taurina y su aportación personal. Un premio, en definitiva, sin
trampa ni cartón, una demostración de afecto y afición sin contaminación de
juegos de intereses. Un premio creado y ofrecido, por su real gana. Olé.
Reunió Marta en su casa de El Molino Amarillo, en la vega del Tajuña, muy cerca de Chinchón, a un centenar de aficionados a los que ofreció una comida en tan bello emplazamiento, y a los postres acreditó los motivos por los que entregaba el premio acompañado de una bonita pieza forjada de adorno al agraciado.
Vidal Pérez Herrero, el conocido editor de la Agenda Taurina
quien se recorre el planeta taurino buscando información y colaboraciones y
difundiendo los festejos, que además ha ampliado su catálogo este año con
libros de François Zumbiehl y Muriel Feiner, fue el elegido por Marta Valentí
como el aficionado que le había abierto nuevos caminos, experiencias diferentes,
interesantes propuestas y, por tanto, merecedor del premio.
Vidal agradeció el premio y aseguró que seguiría editando su Agenda Taurina un año más, a pesar de su pregonada intención de pasar el testigo, lo que constituyó, sin duda, el mejor discurso de aceptación.
Este premio singular por tantos motivos, que el año pasado Marta eligió para recibirlo a Roberto García Yuste, presidente de la Asociación El Toro de Madrid, une a su carácter entrañable, el interés de que sea un premio para aficionados, para los “profesionales de la taquilla” según la afortunada expresión de Pepe Carlos Fernández-Villaverde, que amamos, difundimos, disfrutamos de la corrida de toros y del mundo taurino, que aunque asediado por muchos frentes, está demostrando vitalidad y fuerza, para continuar ofreciendo este espectáculo singular, que tantos amamos y que iniciativas íntimas y cordiales como las de Marta Valentí hacen más grande.
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