Ángel Téllez se presentó medio escondido en el abono de San Isidro 2022, en una corrida de una ganadería desigual, la de Arauz de Robles, y habiendo toreado dos tardes del desolado verano de 2019 en Las Ventas, tras su confirmación de alternativa y, con sólo tres corridas en la temporada 2022. Era, pues, un torero semidesconocido de los que rellenan el cartel de la feria, pero supo ver la nobleza y limitaciones de Campiña-73 y organizó una faena basada en la lentitud más que en el temple, llena de gusto y con garra, en la que desgranó bellos naturales. Adiós Madrid. Un natural de Téllez
No
se necesita más para llamar la atención en Madrid y una afortunada sustitución de Emilio
de Justo con toros de Victoriano del Río, le sirvió para ratificar las buenas
sensaciones, salir por la Puerta Grande y llevarse numerosos premios a la mejor
faena de la feria y a triunfador de la misma.
Es
un hombre joven, de porte torero, cara afilada, mirada tranquila, indumentaria muy
formal para su edad y peinado como para salir a torear. Ninguna estridencia en
su aspecto, como no la hay en su toreo. Su hablar pausado refleja una firme
convicción en sus ideas. Su manera de torear que le encumbró en Madrid, no es
fácil de mantener a lo largo de la temporada en diferentes plazas, con
distintos públicos y condiciones, que Téllez solventa afirmando que se debe a
su sentir y no al público, que torea como cree que debe torear.
Partidario
de faenas cortas, su triunfo le ha servido para reafirmarse en sus conceptos.
Habla de organizar la faena para lo que quiere hacer y no seguir la plantilla
de inicio espectacular, tandas más o menos anodinas y final efectista para
cortar orejas. Cree en buscar su propio camino, sin caer en los tópicos, tantas
veces falsos, del camino del triunfo. El torero pone en riesgo su vida y,
Téllez dice, lo hace con lo que quiere y sabe que debe aceptar cierta
incertidumbre en el riesgo.
A pesar de su triunfo en San Isidro, toreó 22 tardes en la temporada, que es una cifra no excesiva, lo que, quizá le ha llevado a compartir el apoderamiento de su tío Fernando Téllez, quien fuera banderillero de tronío y que le acompañaba en la comida, con Simón Casas, quien, como es sabido, forma parte del reducido mundillo de reparto de carteles en las ferias.
Tiene buena opinión de las escuelas taurinas, de las que él mismo es un ejemplo de que no matan la personalidad de los jóvenes aspirantes a toreros. Cree que lo más importante de ellas, además de la enseñanza, son los valores que te inculcan y que necesitas para moverte en la vida taurina, como la competitividad, la singularidad, la convicción.
Una charla que traslucía verdad, esa verdad que, como recordó
el matador, es la única que vale para engañar al toro y triunfar como torero.
PS. Mediada la Tertulia, saltó en los teléfonos, la noticia de la inclusión de la Tauromaquia en el Bono
Cultural Joven tras sentencia del Tribunal Supremo, que comentamos con alegría
en un paréntesis y con un recuerdo a Juan Manuel Albendea, impulsor de la Ley
de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural español, recientemente fallecido y
que fue el invitado de la 1ª Tertulia de Jordán, precisamente el 12 de
noviembre de 2013.
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