¿Dónde
estabas el día de la corrida de Fandiño con seis toros en Las Ventas? Quizá esa
sea la pregunta clave dentro de unos años. A diferencia de tantas otras veces, donde
el número de supuestos asistentes supera al aforo de la plaza, no estoy seguro
de lo que pasará con esta corrida.
La
alegría de ver la plaza llena fuera de la feria, de encontrarte con aficionados
que habían venido de las regiones taurinas y no taurinas francesas, de los
cuatro puntos cardinales de España, Castellón, Zaragoza, Málaga, País Vasco, las
dos Castillas, todo hacía de la corrida una gran fiesta de la tauromaquia.
Todos
estábamos allí, desubicados en una plaza llena de gente, donde la mayoría no
había podido acceder a su localidad habitual, pero expectantes ante la llamada
de Fandiño que había decidido empezar la temporada con seis toros de ganaderías
emblemáticas para muchos aficionados, para todos los que habíamos llenado Las
Ventas en un día sin abono cautivo, sin alardes mediáticos, sin supuestas
figuras.
Pero
la verdad en el toreo tiene cuernos y cuando empezaron a salir los cuernos la
fiesta se fue apagando. Toros flojos y mansos, de irreprochable trapío y justo
tamaño, para un torero que si tuvo un gesto a la altura de su ambición, al
preparar su corrida, no fue capaz de realizar una gesta en su actuación.
El toro de José Escolar en el apartado
El
mejor y más llamativo el de José Escolar, quizá el que peor entendiera el
matador, malogrado el Victorino, de escaso recorrido los dos Adolfos, malos en
diferentes versiones los otros tres. Todos ellos bien lidiados y picados por
las cuadrillas, que estuvieron a buen nivel.
Fandiño con los banderilleros
El
torero estuvo torpe con el capote, reiterativo con la muleta, sin encontrar
terrenos ni, sobre todo, distancias, destemplado, falto de decisión con el
estoque y finalmente desfondado.
Un
envite muy fuerte, que nos ilusionó a todos y que acabó en decepción. Pero
siempre nos quedará en la memoria el recuerdo del día que a la llamada de
Fandiño acudimos de todos los puntos de la afición, a llenar la plaza de toros
de Las Ventas, para aplaudir a un torero que se atrevió a hacernos soñar. Y los
sueños, sueños son.
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