Hagamos un primera división fundamental del público que asiste
a una corrida, y tendremos dos grupos: primero, el de los espectadores que no
pagan; segundo el de los espectadores que pagan.
Público en las taquillas de Las Ventas. 2011
Los espectadores que no pagan son más de los que tú, lector,
por más suspicaz que fueres, acertarás a calcular. Tú ya cuentas con que la
Empresa tiene compromisos, y los diestros también, y también los apoderados de
los diestros, y los ascendientes, descendientes colaterales y afines de
empresarios, diestros y apoderados. Sabes que hay que contar con la propiedad de
la plaza, y con el periodismo, y con las autoridades, y con los agentes de las
autoridades. No te olvides del servicio de la plaza y de los ayudantes y
subayudantes del servicio.
Público en las taquillas de la calle Victoria. 1942
Fotografía de Baldomero
(…)
Y vamos al segundo grupo. Es extraño; pero hay gentes que si
quieren presenciar una corrida han de gastarse el dinero.
Filosofía del toreo. B. Torralba de Damas. Espasa Calpe.
Madrid 1932. Pag 44
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