Llaman nobleza en el toro bravo, lo que en cualquier otro
animal se entendería como docilidad. Acude donde y cuando le llaman, atiende y
sigue siempre al engaño que se mueve, no aprende, no se desengaña y quizá sólo
se harta.
Perera, capaz pero frío
La cuadrilla de Perera, Javier Ambel y Curro Javier,
lidiaron con eficacia y belleza
A estos toros nobles o dóciles les hacen unas faenas
entonadas, como Perera a su segundo, o faltas de ideas como las de López Simón
a su lote. La docilidad de los toros no se compensa con la asunción de riesgo
de los toreros.
López Simón falto de ideas para montar las faenas
Faenas mecánicas, periféricas, con las cuales se aburren los
toros, como en el caso del segundo de López Simón, el público como en el caso
de Perera, o los dos como en el primer toro del torero de Barajas.
Roca Rey, valiente, necesita más experiencia
Faenas sin ambición, basadas en la capacidad del toro de
embestir sin problemas, porque cuando hay problemas se acabaron las faenas, como
en el caso de Roca Rey. Su primero huidizo hizo correr a su matador desde los
terrenos del 6 hasta la puerta de chiqueros, donde ya no le quedaba sitio para
huir. Allí el torero sacó dos series entonadas, pero el toro se le seguía
escapando en los muletazos hacia fuera de la querencia. Roca Rey, valiente,
acabó con el toro de una estocada recibiendo y en contra de la querencia, lo
que habla bien de su valor y no tanto de su capacidad.
Roca Rey asumiendo riesgos en la contraquerencia
El público que aplaudió cortésmente la sosa faena de Perera,
la valiente de Roca y, hasta donde pudo las de López Simón, se unió a la
afición en la ovación a las dos varas de Tito Sandoval que picó a toro corrido,
pero sin tomarse ventajas las entradas de Cojito-68. Lástima que la poca claridad
de ideas de López Simón, no le diera para poner correctamente en suerte al toro
y que entrara una tercera vez aunque fuera al regatón. Pero quedó demostrado
que la suerte de varas interesa, cuando está bien hecha, sin tomarse ventajas,
picando arriba, sin recargar ni rectificar, aunque ni siquiera el toro esté
puesto en suerte.
Tito Sandoval picó sin tomarse ventajas
Aquí o la emoción la pone el toro, que pocas veces es el caso
en las ganaderías “de garantía”, o la pone el torero asumiendo riesgos, si no
es así la fiesta se desliza por un suave aburrimiento, que no alivia ni la
cortesía amable del público ocasional, dispuesto a premiar interminables faenas
sin interés ni emoción.
Fotografías de Andrew Moore
Publicado en Opinión y Toros
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