La corrida de Pedraza de Yeltes presentó unos toros de gran tamaño y magnífico trapío, pero que salvo el sexto, estuvieron carentes de codicia, ya que no de casta.
En el sexto la caprichosa decisión del presidente de no conceder una oreja a Fortes, organizó una marejada de protestas de airados asistentes que en gran medida parecían no ser asiduos a la plaza, pero que reaccionan con la moderna indignación cuando ven defraudadas sus expectativas, pobres expectativas que se conforman con ver cortar una oreja, en vez de con el valor de la faena.
Fortes da una vuelta al ruedo lleno de almohadillas
en protesta por la no concesión de ¡una oreja!
¿Cual sería la reacción equivalente ante la inhibición de algunos matadores,
los alevosos bajonazos, los toros descastados o el triunfalismo desatado?
Fortes estuvo bien, sin alharacas, pero los que reaccionaron tirando almohadillas contra la no concesión de la oreja, estuvieron mal, muy mal.
Estos fueron los espectaculares toros de Pedraza de Yeltes en la visión de Andrew Moore.
Los bellos toros de Pedraza de Yeltes con semblantes
que transmiten una inequívoca falta de agresividad
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