Este artículo de Ignacio Sánchez-Mejías, forma parte de la colección de trabajos acerca de Gallito publicados en la Agenda Taurina 2020, que ha sido la primera publicación dedicada a la conmemoración del Centenario Joselito.
La vida de Joselito El Gallo fue sólo el Toro. Si hacemos un
balance de su entorno familiar cercano, conoceremos que su padre fue torero,
sus dos hermanos toreros. Fernando, que pasa por ser el ideólogo de las suertes
y quites de José. El genial Rafael, al que recuerdo de niño sentado en el
sillón de su dormitorio de la casa familiar de la calle O´Donnell de Sevilla,
siempre impecablemente vestido y con su sombrero de ala ancha fuese la hora que
fuese, y del que en casa se contaban infinidad de anécdotas de sus
peculiaridades. Pero que es que sus tres hermanas se casaron con toreros:
Gabriela con El Cuco, Trinidad con Manuel Martín Vázquez y Dolores con Ignacio
Sánchez Mejías. Con este entorno ya se pueden imaginar cual era el universo
familiar de José.
Adorno de Gallito
Foto de Serrano
Por lo que sabemos, su madre, la “Señá” Gabriela, ejercía de
matriarca desde la prematura desaparición de la figura paterna, pero el
protector de la familia fue José, que desde muy pequeño empezó a ganar dinero y
a sacar a toda la familia de sus necesidades. Sirva de ejemplo que el Cortijo
Pino Montano, fue adquirido originalmente por su hermano Rafael, pero debido a
su pródiga manera de administrar, lo perdió, recuperándolo para todos, José. En
la escritura de compra, figura como tutora la “Señá” Gabriela que lo adquiere
en nombre de su hijo José, aun menor de edad para estos negocios.
Joselito y su madre. La Señora Gabriela Ortega
Fuera de la familia, la vida de José también fue sólo el Toro.
He escuchado al profesor D. Andrés Amorós decir que fue el primer torero
integral, el primero que le hizo todas las suertes a todos los toros. Fue el
primero que intuyó el cambio de tendencia del gusto de los públicos hacía una
faena más artística. Una faena que pasara de ser una suerte para dominar a un
toro indómito y poder matarlo, a crear el arte de la lidia. Fue el primero que
intentó hacer con algo de regularidad el toreo en redondo, que ya habían
empezado Lagartijo y El Guerra y que después seguiría Chicuelo y perfeccionaría
Manolete. Pero para eso se necesitaba un tipo de toro distinto a la fiera
indómita, mansa la mayoría de las veces, y con un genio infernal, que salía
regularmente por los chiqueros entonces. Y de ahí viene su revolución fuera de
los ruedos.
Poderoso ayudado por bajo de Gallito
Durante la Edad de Oro se lleva a cabo la mayor revolución
genética que se ha producido nunca en el mundo del Toro. Con Gallito, y por su
recomendación, se generalizan los tentaderos, y se establece la genealogía. En
muchas ganaderías hasta entonces se soltaban varios sementales a las vacas, de
forma que sólo se conocía con certeza quien era la madre. Gallito va
abandonando los encastes menos proclives a las nuevas faenas que iban pidiendo
los públicos, y fomentando líneas más bravas. Pero como murió tan joven y como
tuvo tan poca percha literaria, el que pasa por el inventor del toreo moderno
es Juan Belmonte. Si ustedes le preguntan a cualquier aficionado joven que
quien revolucionó el torero, le contestarán en gran número de ellos, que fue
Belmonte. Estos aficionados se han leído la extraordinaria y maravillosa novela
de Chaves Nogales y se la han creído entera, cuando la verdadera biblia para
conocer esta historia es la que escribió Paco Aguado, “El Rey de los Toreros, Joselito
El Gallo”. Belmonte, al que no quito ninguno de sus méritos, hacía siempre el
toreo en ochos, natural y de pecho. Mientras José, que ya he dicho hacía todas
las suertes, intentaba, además, hacer el toreo en redondo, siempre que podía.
Joselito en su despacho en la casa de la Alameda de Hércules
Pero es que su aportación a la tauromaquia moderna no se
quedó en esa histórica revolución genética. Él creó la figura del apoderado tal
como ahora la conocemos, porque antes casi era un administrador, y creó la
figura del personal de confianza que iba por las ganaderías viendo la evolución
del ganado, el actual veedor. En aquellos tiempos se decía que nada se movía en
el mundo del Toro, no ya sin que lo supiera José, sino sin que lo hubiera
mandado. Pero no contento con todo esto, quiso cambiar la Fiesta desde sus más
profundas raíces, las económicas, con la promoción y construcción de las plazas
de toros monumentales. Los toros eran entonces, y son ahora, un espectáculo
caro, y las entradas inalcanzables para las clases obreras. Recuerden los
viejos videos del personal empeñando los colchones para pagar su localidad. Para
cambiar esta situación tuvo la idea de construir plazas de toros con capacidad
para más de 25.000 personas, en aquellas ciudades que lo permitieran, para
poder vender entradas mucho más baratas sin que el cargo total en taquilla se
viera perjudicado. Todos ganaban, el público menos pudiente que podía asistir a
los toros por un precio asequible, los toreros podían seguir cobrando lo mismo,
cuando no más, y los empresarios. Como fue un adelantado en todo, con apenas 16
años ya intuyó esta solución y ya empieza a hablar y a fomentar la construcción
de las plazas de toros monumentales.
Plaza de toros Monumental de Sevilla
Foto de Serrano
Y en ese sentido, es recomendable la lectura de un reciente
libro “Plaza de Toros Monumental de Sevilla, la Dignidad de un Proyecto”,
escrito por miembros de un despacho de arquitectos, Julio y Fidel Carrasco y
Carmen del Castillo, donde demuestran, frente a lo que nos habían hecho creer
como verdad oficial, que la plaza de Toros Monumental de Sevilla estaba
perfectamente construida. Con ese proyecto José se tuvo que enfrentar a la alta
sociedad sevillana, ya que aforaba el doble de La Maestranza y entraba en
competencia directa con la misma. La historia ya la saben, a la muerte de
Gallito, la plaza se abandonó y después se demolió. Pero queda el legado de sus
otras plazas monumentales. Madrid, gracias a la cual varias generaciones de
jóvenes se han hecho aficionados al poder asistir a un espectáculo barato,
Pamplona y, la ahora desgraciadamente sin uso, Barcelona.
Joselito e Ignacio Sánchez Mejías,
de albañiles en Pino Montano
También le he oído decir al profesor Amorós, que a todos los
toreros que le ha preguntado, han contestado que eran de Gallito, mientras que
todos los escritores contestaban que de Belmonte. Cuando me preguntan por Gallito
cuento algo parecido a esto que dejo escrito, y recomiendo leer más historia y
menos novela.
Ignacio Sánchez-Mejías Herrero
El Puerto de Santa María. 2019
Selección de fotografías de Manuel Durán
Otros artículos del Centenario Joselito publicados en la Agenda taurina 2020
Razones de una conmemoración. ¡Viva Gallito! Andrés de Miguel
Joselito. El Toreo Andrés Amorós
Pendientes de publicación
Joselito, al natural de Rafael Cabrera
1919: Primer y único duelo en Pamplona entre Joselito y Belmonte de Koldo Larrea
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