Dos
novilleros ilustres, Posada de Maravillas, nombre feo por pretencioso, y Andrés
Roca Rey, ofrecieron dos versiones incompletas de la tauromaquia, que me
produjeron ciertos escalofríos.
Vale
que son novilleros, etapa dura, de formación, abundante en percances y que no
permite definir una personalidad, por lo que el comentario no es sobre sus
actuaciones, meritorias actuaciones, sino sobre la tendencia que escenifican.
Posada de Maravillas
Posada
de Maravillas, después de una cogida que le dejó conmocionado, toreó a un
novillo de infinita bondad y nobleza, con gran ajuste y gusto, rematando
siempre bien abajo y conduciendo despacito la embestida ligada en series cortas.
Una faena de conocimiento e inspiración con el dramatismo añadido de la cogida
previa.
Roca
Rey tiene ganas y criterio, dispuesto a participar en quites exhibió un amplio
muestrario y con la muleta demostró decisión y más mando que gusto.
Andrés Roca Rey
Dos
versiones incompletas que son imagen de la situación actual de la tauromaquia.
El toreo con gusto a un toro ayuno de poder, escaso de fuerzas y de bondad
superlativa que excluye la emoción. El toreo poderoso y variado, que da imagen
de facilidad, debido a la decisión con la que se ejecuta y que trasciende a los
tendidos, por el recital de conocimientos que atesora, aunque parezca más
pendiente de la composición que de resolver los problemas de la lidia y que el
gusto por el toreo rematado y despacioso no forme parte de sus prioridades.
Bonitos, mansos y descastados los juanpedros del Conde de Mayalde
Dos
imágenes que ilustran el callejón sin salida actual de la tauromaquia, sin que
por ello quite el mérito de las faenas de ambos novilleros, a los mostrencos
novillos del Conde de Mayalde.
Fotos 1 y 2 de Andrew Moore tomadas de Del toro al infinito
foto 3 de JMSV tomada de Larga cambiada
Publicado en www.opinionytoros.com
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