Un poco de diversión no viene mal para las fiestas y así, muchos de los que
ocupaban los tendidos parecen que venían a los toros después de celebrar en la
pradera el célebre milagro de San Isidro, que puso a trabajar a los ángeles con
los bueyes mientras el se tomaba un descansito.
Madrileñas en San Isidro
Tomada de Contraquerencia (y a contramano)
Quizá rememoraban a los bueyes con los toros de Victoriano del Río, aunque
habrían formado yuntas disparejas con diferencias de hasta cien kilos entre uno
y otro, tal vez confundieron a los ángeles con los toreros, aunque no estaban
estos para muchas florituras, cumplir con el arado y poco más.
Ponce con mucho mérito al reaparecer en su XXV temporada, después de la
tremenda cogida valenciana, tanto en Sevilla como en Madrid, sin aliviarse en
las dos plazas más complicadas, dio la de arena con una faena demagógica en el
cuarto, llena de desplantes y miradas al tendido y falta de meterse al sitio
donde puede a los toros. Castella rutinario, empieza las faenas con su pase de
espaldas tomando al toro en la distancia y parece que allí se le acabaran las
ideas. Galán que confirmaba su alternativa, tras cuatro años sin torear,
parecía un novillero antiguo, lleno de ganas y vacío de capacidad, se fue
agotando conforme se agotaban sus toros.
Ponce en el 4º de la tarde
Tomada de Las Ventas
Todo esto lo acogieron los tendidos con el agradecimiento propio de las
fiestas, los aplausos de rigor y el entusiasmo de los que acuden al espectáculo
con alegría y desconocimiento y que tras las ovaciones se vuelven a su casa sin
un solo recuerdo de lo que allí aconteció. Como yo.
Publicado en http://www.opinionytoros.com/noticias.php?Id=46798
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