El éxito ama a los héroes. Dicho de otro modo, para llegar a ser
considerado un héroe, los esfuerzos deben ser coronados por el éxito y no por
la tragedia.
El día siguiente a la conmovedora estocada de Fandiño, me criticaba William
Lyon preguntándome si habría opinado lo mismo en el caso de que a consecuencia
de la misma hubiera sufrido una herida grave o incluso la muerte. Me vi forzado
a contestarle que no, que habría pensado que era un gesto de valor innecesario.
En esa contradicción creo que se debate también el público, que adora el
riesgo que supone la fiesta de los toros y le horroriza la cogida del torero.
Foto de Andrew Moore tomada en Del toro al infinito
Por eso no hay riesgos calculados o asumibles, el nivel del riesgo lo pone
el torero con su valor y la cornada o lesión la pone la suerte, el toro o el
destino. David Mora hizo su gesto que demostraba que venía a por todas, que no
iba a escatimar su valor ni su conocimiento para triunfar, para agradar al
público. El toro se interpuso y la suerte le fue esquiva, siempre detrás de la
suerte taurina o azarosa está la muerte, que sobrevoló la plaza sin llegar a hacerse
presente.
El gesto de valor de David Mora llevó el espanto a la plaza, las cogidas de
Jiménez Fortes y la lesión de Antonio Nazaré se combinaron para cerrar una
corrida trágica que además de pasar al recuerdo en el futuro, sirvió para sacar
a la luz la mala entraña de algunos supuestos defensores de los derechos de los
animales, que viene a recalcar aquello de que quienes presumen de amar mucho a
los animales suelen despreciar a las personas.
Publicado en http://www.opinionytoros.com/noticias.php?Id=46903 con foto de Muriel Feiner
Cada vez escribes mejor y más profundamente
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